Capitulo 24

3.3K 199 26
                                    

Sigo mirando por la ventana un momento más hasta que nos detenemos frente a un parque. Lo miro bajar del auto, rodearlo y ayudándome a bajar.

─ Que caballero ─ Le digo en broma y él me sonríe.

─ Mi madre me ha criado para ser uno ─ Me responde y yo sonrió con ternura.

─ Lo ha hecho bien, Matteo ─ Le digo y él ríe mientras que con una mano en la parte baja de mi espalda me guía hacia un edificio.

Él abre la puerta y me deja entrar primero, caminamos hacia el ascensor y marca el piso dos. La caja metálica comienza a subir y en menos de treinta segundos estamos en nuestro destino.

En el pasillo sólo hay cuatro puertas. Dos de cada lado. Miro a Matteo esperando a que me diga cuál es la suya y se encoge de hombros.

─ Adivina ─ me dice y yo ruedo los ojos.

Miro las alfombras de cada puerta. Tres de ellas dicen "Bienvenidos" y otra no tiene alfombra. Camino hacia esa puerta y mi amigo ríe.

─ Eres una maldita genio, Luna ─ Me dice bromeando, mientras abre la puerta.

Entro al departamento y cuelgo mi bolso en un perchero antes de tirarme al sofá.

─ Si, siéntete como en tu casa Luna ─ Dice mientras tira las llaves en una mesa cercana a la puerta.

Camina hacia la cocina y saca de la heladera una jarra de agua. Toma dos vasos y nos sirve. Vuelve hacia nosotros y me lo tiende.

Rápidamente lo tomó y lo bebo de un sólo trago. Matteo camina nuevamente a la cocina y comienza a prepararme algo de comer.

─ ¿Tu madre sigue haciendo ricos pasteles? ─ Pregunta.

─ Siempre. Me ha dicho que te invite ─ Le cuento mientras enciendo la televisión.

─ Le he agradado ─ Dice sonriendo y yo asiento.

Mi madre nunca fue de caerle bien ni mis amigos, ni mis novios. Siempre los ha maltratado. Excepto a Gastón y a Matteo. Con ellos se comporta... extrañamente bien.


......


Dos horas más tarde, estoy acostada con Matteo en su cama mientras el acaricia mi brazo distraídamente.

Pongo una mano en mi estómago y comienzo a masajearlo. Es algo que suelo hacer todo el tiempo cuando estoy sola.

─ ¿Crees que lo de Ámbar sea cierto? ─ Pregunta él viendo mis manos acariciar mi vientre.

Pongo mis ojos en blanco molesta.

─ No sé, pero tampoco me importa. ¿Te sigue gustando Ámbar? ─ Pregunto mirándolo.

─ No me ha gustado ella ─ Dice y yo estoy a punto de reírme, pero no lo hago.

─ ¿Entonces porque piensas en ella? ─ Pregunto y él se encoge de hombros.

─ Sólo... lo hice y ya. Me resulta divertido que Simón se haya cuidado contigo y no con ella.

─ ¿Porque? ─ Pregunto mirándolo.

─ Porque no le veo madera de madre a Ámbar. Estaría asustado como la mierda si ella fuera la madre de mi hijo.

─ ¿Tú te has cuidado con ella? ─ Pregunto.

─ No hemos tenido sexo ─ Responde y yo lo miro sorprendida.

─ ¿No? -Pregunto y el asiente.

─ No tengo sexo con todas las mujeres, no soy un mujeriego.

─ Una revelación de tu parte Matteo ─ Susurro y él ríe.

Me acurruco en su pecho y cierro los ojos para poder descansar un rato.

─ Luna ─ Me llama y yo suspiro.

─ Mmm... ─ Le digo y el ríe de forma ronca.

─ ¿Crees que se den cuenta pronto? ─ Me pregunta y yo abro mis ojos.

─ Espero que no. Quiero pasar unos meses tranquila.

─ Creo que Simón quiere volver contigo.

¿Simón volver conmigo? No lo veo probable. Más que nada, porque yo no volvería con él. Sería una estúpida si lo hiciera.

─ ¿De dónde lo has sacado? ─ Pregunto.

─ Lo ha dicho de forma indirecta. ¿Volverías con él? ─ Pregunta Matteo con bastante interés.

─ No, no lo haría.





Maratón 2/4

Sweet [Lutteo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora