Capitulo 78

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Llego al lugar y trato de acercarme, pero se me hace imposible la gran masa de gente formándose aquí es imposible. Escucho como los policías tratan de negociar para que liberen a los rehenes. Bordeo a la gente gente y me acerco preocupado a un oficial que hay.

─Mi mujer y mi hijo están allí dentro. Ella está embarazada. Esta por dar a luz,en estas semanas. Necesito que la saquen de ahí sana y salva ─ Le ruego, él me mira con algo de tristeza. 

─ Lo lamento amigo, estamos haciendo lo posible. Estamos tratando de negociar, pero se niegan.

Escucho un disparo y mi cuerpo se paraliza. No hay nada que pueda hacer y eso es el peor sentimiento del mundo. Mi chica y mi hijo tienen su vida en riesgo y yo debo esperar y rezar para que todo salga bien.


LUNA.

Miro a los tipos armados, me abrazó a mi estómago en una de las esquinas, uno que no esta llevando las gafas oscuras me mira. Sus ojos celestes me recorren. Se acerca a mi cuerpo y me obliga a soltar mi vientre. Hace una mueca al ver que estoy embarazada.

─ Oye, aquí hay una embarazada. ─ Le dice a otro de ellos, este último se voltea a verme y no parece muy feliz con la noticia. 

─ ¿Qué quieres que haga? ¿Qué la mate primero?. ─ Dice molesto. El chico bufa y se pone de pie. Por alguna extraña razón su presencia a mi lado no me alteraba como la de otros. 

─ No dejaré que los lastimen. ─ Me dice en voz baja. Yo parpadeo sorprendida.

Él se marcha hacia el otro lado del salón del Banco y habla con el que tengo entendido que sería el líder. De repente siento como un líquido moja donde estoy sentada. Miró sorprendida el suelo, no, bebé ahora no. Una mujer chilla a mi lado haciendo que todos volteen aquí apuntando con sus armas.

─ ¿Qué dijimos? Silencio. ─ Dice uno de ellos. 

─ Joder, se ha meado. ─ Dice uno de ellos. 

─ Creo que eso no es pis, la mujer esta por tener a su bebé aquí. ─ Dice el ojiclaro. 

─ No necesitamos eso. ─ Dice otro. Un hombre intenta arrastrarse hacia la puerta y un disparo resuena en el lugar. Escucho como todos gritan.

Una fuerte puntada en la parte baja de mi vientre me hace soltar un grito de dolor, es un dolor que no tiene comparación con ningún otro. Cada vez se hace más y más intenso... hasta que desaparece. Respiro hondo, bebé ahora mismo no.

Lágrimas caen sin control alguno por mis ojos, esto no puede estar pasando. No quiero que estos tipos puedan hacerle daño a mi bebé, él no debería nacer hoy, no aquí con su vida peligrando.

Siento a alguien tomar mi mano y llevo mi mirada hacia esa persona. El dolor vuelve aparecer y esta vez lo siento un poco más fuerte que el anterior.

─ Calma cariño, respira hondo y debes exhalar. Hay que sacarla de aquí, deben liberarla. ─ Dice este tipo. Todos se miran entre sí. Yo únicamente me dedico a intentar aguantar todo lo posible. Lo siento Alex, lo siento Mat. 

─ No podemos dejarla ir. ─ Dice uno de ellos. 

─ O la sacan de aquí o yo mismo salgo con ella. Mi tío no quiere muerto, sólo quiere el puto dinero.

Todos se miran entre si, otra puntada más fuerte que las anteriores viene. Siento una presión en mi estómago. Oh joder, que alguien me diga que no es mi bebé. Lo miro y veo la mano del ojiclaro.

Él me ayuda a ponerme de pie y con mucho esfuerzo de su parte y mía me ayuda a llegar cerca de la puerta.

─Están intentando negociar rápidamente tu salida. Te deseo suerte, tú puedes. ─ Me dice, me siento agradecida con él. Los otros no iban a ayudarme, quizás podrían haberme matado.

─ Gracias. ─ Susurro y me mira. 

─ Por cierto, soy Alex ¿Tu nombre?. ─ Dice y yo abro mi boca sorprendida pero la cierro rápidamente al sentir una nueva contracción. Él me indica que salga y lo hago, dando una última mirada a esas pobres personas que no contaron con la misma suerte que yo.

Cuando salgo del lugar, soy apuntada por muchos agentes. Se acerca un equipo paramedico e inmediatamente me llevan a una de las ambulancias.

─ Necesito a mi novio ─ Pido asustada. Uno de ellos asiente. Toma mi celular que tengo agarrado con fuerza en una de mis manos.

─ Ya viene en camino, debe respirar hondo. Tenemos que fijarnos que tan dilatada esta señorita. ─ Dice uno de las enfermeras. Siento gritos entre tanto bullicio. La única voz que logró reconocer es a la de mi novio. Lo veo entrar a donde estoy y luego todo se torna borroso y oscuro.

Ya no siento el dolor, ni los gritos, tampoco la adrenalina. No siento nada y eso me gusta pero también me asusta. ¿Eso es normal?






Sweet [Lutteo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora