only to him (you) | kookgi

Capítulo dos (II)

Yoon-gi se encontraba vistiéndose a las apuradas, no había escuchado el despertador y estaba por llegar tarde.

— Maldición, maldición...— murmuraba mientras se terminaba de colocar el uniforme después de haberse lavado los dientes y cepillar su cabello.

Una vez que terminó de prepararse, bajó por las escaleras y camino rumbo a la cocina. Se encontraba solo en casa, su madre ya debería estar en el trabajo, suele irse antes de que su hijo despierte, pero como la buena madre que es le dejó un delicioso desayuno en la mesa de la cocina. Yoon-gi deseaba comer ese plato de panqueques, pero tenía el tiempo medido así que guardó el plato en el microondas. Bebió jugo de naranja del refrigerador y de este sacó una manzana dándole una mordida. Cerró la puerta de la heladera, tomó su mochila y salió de su casa encontrándose con Ho-seok, su vecino.

— Estuve aquí parado desde hace media hora, ¿Que hacías?

— Lo lamento, me quedé dormido.

— Siempre es lo mismo contigo, Yoon-gi, sabes que no me gusta llegar tarde.

— ¿Y si no querías llegar tarde porque me esperaste?

— A-ah, bueno...— Yoon-gi notó un leve sonrojo en él. — ¡¿Como que porqué?! Siempre te acompaño a la escuela, que mal agradecido eres.

— Bien, solo vámonos.

En todo el camino Yoon-gi notaba que Ho-seok intentaba estar muy cerca de él, caminaba más rápido alejándose diciendo que si no se apresuraban iban a llegar tarde.

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Cuando llegaron, Ho-seok se fue a su clase, pero Yoon-gi fue a su casillero a buscar sus partituras, tenía su clase de música. Antes de cerrar su casillero alguien lo cerró por él con fuerza, se sobresaltó haciendo que las partituras cayeran al suelo. Miró a quién lo había asustado y resultaba ser Jung-kook. El miró de reojo las vendas en sus manos, otra pelea probablemente.

— ¿Se te ofrece algo? — preguntó intentando ocultar su temor.

— No andes de pícaro.

— Jeon, acabo de llegar, no he hecho nada el dia de hoy cómo para que se te haya empeorado el humor de siempre.

— ¿Ahora te haces el inocente? Ayer me hablaste como se te dió la gana.

— Algo que tú haces siempre, ¿Qué? ¿Te afectó?

— No vuelvas a usar ese tono conmigo.

— ¿Y qué si no lo hago? Tú no tienes ningún derecho a decirme con qué tono debo hablar.

No esperaba que Jung-kook lo tomara de los hombros y lo ponga contra los casilleros.

— Escúchame bien, basura, si no quieres terminar en el hospital como tus otros compañeros por hacerse los listos conmigo, más vale que no vuelvas a hablarme de esa forma.

— Si tratas de causarme miedo, no lo logras, solo te haces quedar como un idiota a ti mismo.

— Pequeña mierda...— iba a golpearlo.

— ¡Jeon Jung-kook!

Él se detuvo y junto a Min miraron a quién había levantado la voz, se trataba de Oh Se-hun.