only to him (you) | kookgi

Capítulo siete (VII)

Jung-kook llegó a su casa y subió rápidamente hacía su habitación.

— Hola, Ji-min.

— Jung-kook, ¿Por qué llegas a esta hora? Papá estaba como loco.

Su hermano rodeó los ojos. — ¿Cuando no lo ha estado? ¿Dónde está ahora?

— Está dormido en su cuarto después de unas cuantas botellas de alcohol.

— Cómo siempre...¿Te agredió?

— No, por suerte hoy no.

— Perdón, tendría que haber venido antes, pero mira, debes tener hambre. — le mostró la lonchera con comida.

— Oh, Jung-kook, gracias.

— No te pongas tierno, por favor, sabes que detesto cuando te pones así conmigo. Cómelo todo si quieres, yo ya comí.

— ¿Cómo hiciste para conseguir esta comida? — preguntó mientras la saboreaba.

— Sólo disfruta de tu cena. — Ji-min lo miró dudoso. — Tranquilo, no asesiné a nadie, sólo recibí un gesto amable de alguien, come y deja de hacer preguntas.

— ¿Me dirías quién fue?

— No.

— Por favor...

— Ji-min, si sigues insistiendo, me voy a comer tu comida.

— No, no. ¿El paraguas también te lo prestaron?

Jeon suspiró. – Si, también lo prestaron.

— Sea quien sea, fue muy amable.

— Si, tal vez...— murmuró mientras miraba a un punto fijo.

━━━━━━━━━━━━━━━━━━━

Yoon-gi se despidió de su madre después de haber bajado de su auto. Camino un poco revisando su celular hasta que sintió chocar con alguien.

— Lo siento. — dijo rápidamente.

— Descuida Yoon-gi. — dijo la otra persona en un tono muy bajo.

Se trataba de Chan-yeol, integrante en el club de ocultismo, uno de los que chicos que gustaban de Min.

— Ah, perdón, Chan-yeol, pero ¿Te sientes bien? Tienes la piel muy pálida y unas ojeras bastante marcadas.

— ¿Te estás preocupando por mí? — al tener la piel bastante pálida hacía que su sonrojo se notara más.

— Cómo lo haría cualquiera.

— Gracias por preocuparte, pero me siento bien, te veo luego, supongo... — dió una pequeña sonrisa, apenas notable y se adentró al instituto.

Yoon-gi se quedó de pié mirando al chico, pero fue un interrumpido por un pequeño golpe que recibió en la cabeza.

— ¡Au! — se quejó. — miró de quién se trataba y no se sorprendió.