Cuando Kim Jongin es condenado a cadena perpetua por asesinato, su hermano Seokjin tiene que luchar valientemente contra las probabilidades de sobrevivir en las calles de Seoul, solo y sin hogar, intentando todo lo posible para reunir el dinero sufi...
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Hasta las once de la noche, el evento especial no difería mucho de otras noches en Magic Shop. Tal vez la música era un poco más rara y el público fan del cuero era más intenso, pero para Seokjin no hizo mucha diferencia. Había limpiado algunas mesas, había servido unas copas de vino en lugar de cerveza y un hombre con pantalón de cuero negro y barriga cervecera lo había invitado con un licor marrón que sabía a aguarrás.
Se quedó en la barandilla, mirando hacia abajo en la pista de baile. Ya estaba muy lleno, las luces rojas parpadeaban sobre los cuerpos en movimiento. Podía sentir el pesado golpe del fuerte sonido de la música a través de su pecho, haciendo que el suelo y la barandilla de acero vibren debajo de sus pies y manos. Las pantallas planas en las paredes mostraban extrañas escenas de hombres medios desnudos, con máscaras de cuero y botas negras, golpeando a sus compañeros.
Seokjin lo observó por un momento y luego miró en dirección a la puerta principal, cuando un nuevo grupo de personas entró al edificio. Taehyung con su cabello recién teñido de azul, vistiendo jeans negros muy ajustados junto con una campera larga. Entró, sosteniendo la mano de otro hombre. Más viejo que él, con el pelo oscuro liso y piel un poco bronceada, con un traje gris oscuro y expresión sombría.
Otros dos tipos caminaron detrás de ellos, uno alto y delgado, sonriendo ampliamente a todo el mundo. El segundo, musculoso con el cabello teñido rubio y vestido por completo de color negro. Seokjin lo conocía. Era el hombre que le habia hablado la otra noche.
La pesada puerta de entrada se abrió de nuevo y un rayo de calor atravesó el estómago de Seokjin, haciendo que su corazón se detuviera por un momento, cuando un hombre pálido se abrió paso entre la multitud como si fuera el dueño del lugar, con una camisa negra, pantalón negro, campera de cuero negra y unos zapatos negros a juego. Era el hombre enojado de la fábrica. El que le había hecho dibujar cuadros tontos. El que le había dado los calcetines más cómodos del universo. Ahora llevaba guantes de cuero y su cabello negro estaba cuidadosamente peinado. Pero era claramente él, caminando hacia las escaleras, con los hombros y el cuello erguidos, con la cabeza alta y los ojos oscuros mirando hacia adelante, observando la habitación con control y confianza, transmitiendo la fuerza y el poder que tenía con facilidad y comodidad.
Seokjin parpadeó debajo de su largo flequillo, buscando nerviosamente una salida, cuando el grupo de hombres subió las escaleras hasta el primer piso. Se dirigió a la barra del bar y luego cambió de opinión rápidamente, en lugar de estar en un rincón oscuro, con la cara hacia la pared, amasando y tirando de sus dedos.
Era tonto, él lo sabía. El hombre enojado le diría a Jungkook y a Taehyung lo que había hecho. Lo despedirían y nunca podría pagar su deuda ni los honorarios del costoso abogado. Sintió ganas de llorar, sin atreverse a mirar hacia la izquierda o hacia la derecha ni a dar la vuelta. Solo quería escapar de alguna manera, salir corriendo y desaparecer, donde nadie podría verlo ni juzgarlo.
-¿Qué estás haciendo aquí?- Jungkook se acercó por detrás, tratando de mantener su voz baja- Estamos llenos y los invitados tienen sed, ve a hacer tu trabajo, ¡no te pago por quedarte parado!- agarró las mangas demasiado largas y manchadas con mocos, arrastrándolo tan discretamente como pudo hacia la barra.
Fue enviado a la mesa número siete con dos copas de champán. Le ordenaron rellenar los bocadillos en la mesa nueve. Le dijeron que llevará el cortador de cigarros a la mesa número uno. Él quería morir.
Su estómago se sentía enfermo, sus manos estaban sudorosas y todo lo que podía ver eran sus propios zapatos en la alfombra roja oscura del primer piso del Magic Shop, mientras caminaba lentamente hacia el temido grupo de sillones de cuero, ocupados por personas que conocía.
No levantó la vista, pero los escuchó hablar, conversando sobre comida y Praga. Con dedos temblorosos, no extendió la pequeña herramienta de plata a nadie en particular y, después de medio segundo, decidió colocarla sobre la mesa, junto a las nueces de wasabi, y se dio la vuelta para irse.
-Oye, ¿no quieres cortarlo?- el hombre que acompañaba a Taehyung gritó detrás de él, su voz sonaba alegre- ¿Qué tipo de servicio es ese?
Seokjin sintió que su garganta se tensaba. El sonido de personas riéndose llenó sus oídos y estaba seguro de que estaba dirigido a él. Regresó, con el calor enrojeciendo su cara, mientras se agachaba para agarrar el cortador de plata de la mesa. Quería decir que no tenía idea de cómo usarlo y que inicialmente fue contratado para limpiar los baños. Pero miró a la persona con hoyuelos en sus mejillas, lo vio sentado allí con una sonrisa amistosa en la pesada silla negra, y solo tomó el cigarro largo y marrón que sostenía en la mano, sin saber qué hacer con él.
-Seokjin, ¿verdad?- el hombre de cabello rubio dijo- Tú eres el chico nuevo.
-Hm- Seokjin asintió, buscando a tientas el cigarro, tratando de averiguar qué parte necesitaría un corte.
-No manejes esa cosa tan bruscamente, Seokjin, es sensible- Jackson meneó las cejas ante el nuevo camarero, abriendo un poco más los muslos.
-Hombre, ¡no te burles del chico!- el tipo de gran sonrisa dijo, sentándose derecho, extendiendo una mano en dirección a Seokjin- Ven aquí, te muestro. Pasé mucho tiempo en La Habana- él sonrió y los otros hombres se rieron a carcajadas.
Todos menos el hombre pálido y enojado.
Yoongi se sentó allí, usando todo el espacio que la silla de cuero podía ofrecer, un brazo apoyado en el reposabrazos, una pierna estirada casualmente, la punta de su pulgar apoyada en el costado de su boca, sus labios cerrados ligeramente curvados en una media sonrisa. No dijo nada, solo miró a Seokjin, como si esperara algo, de la manera más relajada.
Seokjin lo miró por un momento, sintiendo que sus tripas hacían un extraño giro. Una parte de él quería saludar, pero la palabra nunca salió, y volvió a bajar la mirada, caminando valientemente hacia el hombre de gran sonrisa, entregándole el cigarro. Observó a través de su largo flequillo cómo se insertó la punta en la herramienta, y la cortó con un chasquido rápido.
-¿Ves?- Hoseok sonrió- Un corte muy limpio- devolviendo el cigarro.
Seokjin lo tomó, murmurando algo inaudible que se suponía que era un 'gracias', y luego se lo llevó a Namjoon, junto con el cortador de cigarros, y rápidamente dejó la mesa número uno con dirección al baño, antes de que alguien pudiera pedirle que hiciera algo más.
*****
-¡Oh hola!- Taehyung levantó la vista sorprendido, sacudió el agua de sus manos sobre el lavabo y cerró el grifo, cuando Seokjin entró en el baño de los hombres con una expresión ligeramente triste- Te estaba buscando, quiero presentarte a uno de mis Daddys.
Seokjin negó con la cabeza, murmurando un áspero sonido
-No, gracias- y desapareció en uno de los baños.
Taehyung frunció el ceño, apoyando una oreja en la puerta cerrada- ¿Todo bien, Hyung? Pareces un poco molesto.
Seokjin no respondió, esperando que Taehyung ya se fuera y que toda la noche terminaría.
Hola!!! Como están?? Espero que bien 🙆 Y las cosas se ponen interesantes 😏 Mañana primer día del maratón!!!! Anticipenlo 😊 Gracias por el amor💕 I Purple You 💜💜💜 Besos voladores😚😚😚
