Cuando Kim Jongin es condenado a cadena perpetua por asesinato, su hermano Seokjin tiene que luchar valientemente contra las probabilidades de sobrevivir en las calles de Seoul, solo y sin hogar, intentando todo lo posible para reunir el dinero sufi...
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Gusto: -Yoongi - Látigo No me gusto: -Cara - Palabra Cambiar: ser tu ayudante. Me sentí: -Enojado -Celoso
Seokjin envió el mensaje dieciocho minutos después de que Yoongi se había ido y escuchó un chasquido de dedos familiares solo un momento después. Se asomó por detrás del mostrador de la tienda y vio al hombre pálido y enojado, hablando con un desconocido. Se levantó de todos modos y se acercó a Yoongi, sacudiendo nerviosamente la cabeza mientras estaba de pie detrás de él, y luego casi estalló de felicidad cuando una mano fuerte envolvió sus dedos.
-Mejor llámame, estoy ocupado hasta esta noche- Yoongi hizo una reverencia al extraño y se alejó, guiando a Seokjin a lo largo, a través de un corredor ocupado, el vestíbulo abarrotado, otro pasillo, doblando una esquina, a una habitación que estaba completamente vacía, excepto por un equipo de cámara, dos sillas, una pequeña mesa redonda, y un gran cartón Yoongi sin camisa y con su chaqueta de cuero en la mano. Yoongi cerró la puerta detrás de ellos y se sentó con las rodillas abiertas, dándose palmaditas en el muslo.
-Ven aquí, siéntate- sacó su teléfono, leyendo el mensaje que había recibido.
Seokjin vaciló, envolviendo un brazo alrededor de su pecho, sus nalgas apenas tocaban la pierna de Yoongi cuando se sentó. Se giró en parte, miró un tímido segundo a la cara del otro hombre y le hizo una pregunta en voz baja y áspera.
-Qué pasa aquí.
Yoongi terminó de leer las últimas palabras, luego envolvió un brazo firme alrededor de la cintura de Seokjin, sentándolo en su regazo, mirándolo con una leve sonrisa.
-¿Qué pasa aquí? Una señora de una revista celebrará una entrevista conmigo en treinta minutos. Hasta entonces tenemos un momento tranquilo, ¿Si?
-Hm- Seokjin asintió aunque aún pensaba en la respuesta que acababa de recibir- Bueno.
A Yoongi le encantó la mezcla de inocencia y seriedad en el rostro de Seokjin. Apretó el costado del hombre.
-He leído tu informe. Qué palabras odias, dímelo.
Seokjin se encogió de hombros, moviendo la cabeza con una mirada hacia la puerta. No quería que la revista le hiciera preguntas también.
-Señor.
Yoongi se pellizcó la nariz, dando un solo asentimiento.
-Mucha gente me llama señor, es un signo de respeto- vio como Seokjin bajaba la mirada- ¿Cómo deberían llamarme?
