Cuando Kim Jongin es condenado a cadena perpetua por asesinato, su hermano Seokjin tiene que luchar valientemente contra las probabilidades de sobrevivir en las calles de Seoul, solo y sin hogar, intentando todo lo posible para reunir el dinero sufi...
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'Damas y caballeros, lamentamos informarles que el vuelo 6088 de United Airlines desde Washington DC a Seúl, se retrasará 60 minutos debido a problemas mecánicos. Para los pasajeros que perderán vuelos de conexión, diríjase al servicio de atención al cliente de sus respectivas aerolíneas para obtener ayuda. Lamentamos las molestias'
Las personas en el área de espera levantaron la vista de sus teléfonos, libros y computadoras portátiles, cuando una voz amable resonó por los altavoces. Un suspiro colectivo de molestia atravesó la habitación.
-Bueno, lo escucharon, caballeros. Es hora de un refrigerio- Hoseok se levantó de su asiento y se frotó las manos- Y helado de chocolate.
-Mhm- Taehyung agitó una mano, ciegamente, sin abrir los ojos ni romper el beso profundo que compartía con su novio, sentado en su regazo, cinco dedos enterrados en el cabello lacio del hombre.
El pasajero Alfred Adello resopló despectivamente detrás de su periódico, inclinándose un poco a la derecha, hacia el respetable hombre de negocios sentado a su lado, relajado con las piernas cruzadas, el tobillo sobre la rodilla, leyendo algo en su computadora portátil.
-Maricas. Son como la peste.
Yoongi no levantó la vista, pero sacudió la cabeza.
-Francamente asqueroso. Y frente a mi pobre muchacho- hizo un gesto a través de la habitación hacia los grandes ventanales, donde estaba Chanwoo, de diez años, mirando los aviones en la pista de rodaje del aeropuerto, junto a un joven con el cabello revuelto y un suéter que era demasiado grande para su forma.
-Niño precioso- el señor Adello suspiró con simpatía- ¿Qué puedes hacer, verdad? Tienen que crecer con esta mierda repulsiva, gracias a esta sociedad que sólo promueve el libertinaje y la depravación.
Kim Taehyung no era sordo e intensificó su acción con la lengua y un pequeño gemido, porque sí, podía.
-Sí, debes asegurarte de enseñarles los valores correctos desde el principio. Mano firme- Yoongi dijo, su tono claro y serio, cuando cerró su computadora portátil, y luego levantó la voz, cuando vio a Seokjin secándose la nariz con la manga demasiado larga del sueter- ¡Jin! ¡Puedes venir aquí por un segundo!
-Absolutamente- Alfred asintió, contento de que todavía hubiera personas cuerdas en el mundo. Y luego entrecerró los ojos un poco confundido, cuando el niño se quedó en la ventana, mientras un chico guapo con goteo nasal se acercó a ellos, deteniéndose frente al excelente hombre de negocios, parpadeando con los ojos demasiado nerviosos.
Yoongi se sentó, separó un poco las piernas y chasqueó los dedos, señalando el espacio libre entre las rodillas.
Seokjin sorbio la nariz, dudando en arrodillarse. Rebuscó nerviosamente con la tela de su suéter, sin saber por qué este extraño con el periódico lo miró fijamente.
