Cuando Kim Jongin es condenado a cadena perpetua por asesinato, su hermano Seokjin tiene que luchar valientemente contra las probabilidades de sobrevivir en las calles de Seoul, solo y sin hogar, intentando todo lo posible para reunir el dinero sufi...
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Se detuvieron a continuación en el centro comercial de Seúl, un área con la que Kim Seokjin estaba familiarizado. Conocía cada bote de basura aquí y todos los lugares realmente buenos para encontrar residuos de comida abandonados.
El edificio estaba abarrotado, con gente de pie en el camino, gente caminando en la dirección opuesta, gente cargando bolsas enormes o empujando a los bebés en cochecitos. Seokjin miró a la izquierda y vio a un padre gritarle a su hijo frente a una tienda de juguetes. Miró a la derecha y vio a una mujer joven con la cabeza rapada y una rata mascota en el hombro. Se limpió un mechón de cabello de la cara, miró al frente y solo vio a extraños, no al hombre pálido con chaqueta de cuero. Se dio la vuelta, mirando en todas direcciones, pero Yoongi se había ido.
-Seokjin.
La voz familiar fue seguida por un silbido corto. Seokjin escaneó a la multitud y vio a un hombre pálido, de pie allí, a pocos pasos de distancia con una leve sonrisa, mirándolo.
Bajó un poco la cabeza y se abrió paso entre la gente hasta que un par de zapatos super costosos aparecieron justo frente a él en el suelo.
-Buen trabajo buscándome- Yoongi elogió, junto a la oreja de Seokjin, acariciando un lado de su cabeza por un momento- Quieres estar muy cerca de mi de ahora en adelante, ¿si?
Seokjin quería y asintió, antes de agregar un silencio, "Sí".
Yoongi se dio la vuelta, continuando su caminata, pero primero tomo la mano de Seokjin y la sujetó fuerte junto a la suya.
Seokjin lo siguió, mirando al suelo al principio y después de unos pocos pasos la mano fuerte le daba cierta confianza para llevar su vista en alta. Se mantuvo quieto mientras caminaba en la distancia correcta, y prestaba atención al dedo índice cuando se suponía que debía prestar atención, porque el ritmo o la dirección cambiaban.
En frente de una de las tienda de ropa más costosa y más brillante, Yoongi se detuvo y saludó a un tipo con gafas y tres bolsas de compras. Él le hizo una seña y Seokjin se detuvo en silencio detrás de él, tan cerca que podía oler el cuero de la chaqueta pesada. Esperó a que ambos hombres terminaran la conversación, primero paciente, y luego aburrido. Miró a su alrededor, observando a una señora con dos perros grandes, y sonrió cuando uno de ellos olfateó una costra de pizza que había quedado en el suelo y luego se la comió.
-Niño- después de cuatro minutos, Yoongi volvió a tomar su mano posesivamente.
Seokjin levantó la vista y siguió a Yoongi, mientras continuaba su camino a través de la gente. A lo largo de una fuente, un local de comida japonesa, una tienda de teléfonos tontos y un salón de belleza, a Gangnam Outfitters, donde se detuvieron y entraron.
La tienda tenía moqueta y olía diferente. A Seokjin no le gustó.
Yoongi caminó directamente hacia el mostrador, donde una chica con el pelo largo y rubio estaba ocupada guardando un montón de perchas de plástico.
