Cuando Kim Jongin es condenado a cadena perpetua por asesinato, su hermano Seokjin tiene que luchar valientemente contra las probabilidades de sobrevivir en las calles de Seoul, solo y sin hogar, intentando todo lo posible para reunir el dinero sufi...
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Ni siquiera eran las siete de la mañana, pero Yoongi había estado despierto y trabajando durante más de una hora. En la sala de estar, en el sofá. El gran vaso de jugo verde estaba casi intacto sobre la mesa de café, mientras trabajaba en el informe comercial, enviado por el gerente de su tienda en Madrid. Los números se veían muy bien. Probablemente deberían pensar en otra sucursal en Barcelona.
Se desplazó hacia abajo hasta el final del texto, y luego levantó la vista, cuando un hombre de ojos llorosos y cabello despeinado salió de la habitación, usando no más que su boxer y su billetera de cuero.
-¿Dónde está Tae?- la pregunta se hizo con voz áspera, subrayada por una mirada casi de reproche.
Yoongi levantó las cejas, desconcertado por la actitud grosera a una hora tan temprana.
-¿Perdón?
Seokjin se pasó un brazo por el pecho desnudo y señaló la cama vacía de la habitación.
-Él no está allí.
-Sí, lo sé- Yoongi frunció el ceño, alzando un poco la voz para dar a conocer su desaprobación- Es un buen chico y pasea a mi perro por mí, así puedo hacer algo de trabajo antes del desayuno- le dio a Seokjin una mirada larga y silenciosa, luego señaló con un dedo- Sal de la habitación. Piensa en una mejor manera de saludarme por la mañana. Entonces puedes volver.
Seokjin frunció el ceño, queriendo contradecir, pero luego se dio la vuelta y regresó a la habitación, cuando Yoongi levantó las cejas una pulgada más, inclinando la barbilla hacia abajo.
Se quedó parado al lado del tocador por un rato, sintiéndose enojado, luego se sentó en la cama, sintiéndose culpable.
La puerta se abrió nuevamente después de 16 largos minutos. Yoongi no levantó la vista de su computadora portátil esta vez, pero levantó el pie de la mesa de café y separó un poco las piernas.
Seokjin se acercó lentamente, sorbiendo la nariz.
-Buenos días- dudó un momento, antes de agacharse, arrodillándose frente a Yoongi, sin tocarlo de ninguna manera.
Yoongi respiró hondo y cerró su cuaderno, estudiando al hombre en el suelo.
-Eso está mucho mejor. Buenos días para ti también- hizo un gesto hacia el vaso sobre la mesa- Por favor, dame eso.
Seokjin lo hizo y observó cómo Yoongi bebió la mitad, antes de devolverlo.
-Bebelo. Es col rizada y plátano.
A Seokjin le gustaba la col rizada y el plátano en el jugo de hierba de Yoongi. Se la tragó y estaba a punto de limpiarse la boca con el dorso de la mano, cuando recordó las reglas y levantó la vista, poniéndose los brazos detrás de la espalda, porque no tenía la tela roja con él.
