Cuando Kim Jongin es condenado a cadena perpetua por asesinato, su hermano Seokjin tiene que luchar valientemente contra las probabilidades de sobrevivir en las calles de Seoul, solo y sin hogar, intentando todo lo posible para reunir el dinero sufi...
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Era casi la una de la mañana, cuando la silueta del enorme edificio de la fábrica apareció en la oscuridad, y Seokjin trotó por la calle vacía, trepó por la valla de cadena, corrió hacia la puerta roja y la abrió con su llave, en lugar del alambre de Jongin. No se molestó en encender las luces mientras subía las escaleras, y cuando llegó al piso superior, se sentó y se quitó los zapatos, incluso antes de abrir la puerta del apartamento de Yoongi. Estaba oscuro adentro, excepto por la luz parpadeante del televisor.
Un hombre pálido estaba sentado y relajado en el sofá de cuero negro, en ropa interior, con las piernas ligeramente abiertas, una mano sosteniendo una botella de cerveza, la otra acariciando perezosamente a través de un desorden de cabello azul. Taehyung estaba profundamente dormido, acostado boca abajo, sólo con su ropa interior junto a Yoongi, con un brazo colgando del sofá, donde había estado ocupado acariciando el pelaje de Lobo, hasta que el cansancio se hizo cargo.
Seokjin se pasó un brazo por el pecho, sintiéndose como un intruso cuando entró en la sala de estar, 50 wones en mano. Y a pesar de que Yoongi le sonrió, miró brevemente en su dirección hacia la cocina, con una punzada de celos atravesando su pecho, mientras pensaba en la razón de la falta de ropa de Taehyung.
Puso el dinero en el mostrador, hizo una cruz azul, enojado consigo mismo cuando el bolígrafo chirrió porque usaba demasiada presión, y luego fue al baño a desvestirse, cepillarse los dientes y lavarse todas las partes del cuerpo, excepto su antebrazo marcado. Apagó las luces y se sacó la ropa, el teléfono y la billetera de la muñeca, tratando de hacer que su voz funcionara alrededor del gran nudo en su garganta, mientras se encontraba a una distancia segura del sofá de cuero negro, usando nada más que calcetines y ropa interior.
-Voy a mi habitación- su voz sonaba áspera e insegura como siempre, pero estaba subrayada con una parte protectora de desafío, por si alguien pensaba que estaba triste.
Yoongi tomó un sorbo de su cerveza antes de levantar la vista.
-¿Quieres dormir sin mí?
Seokjin abrazó su pila de ropa un poco más fuerte, evitando sus ojos.
-Hm- él asintió, agregando un muy brusco, murmuró- Sí- a pesar de que no era cierto.
Yoongi sonrió levemente a la televisión, tomando otro sorbo.
-¿Es mentira?
Seokjin frunció el ceño y luego bajó la cabeza, odiando que Yoongi lo supiera todo.
-Si.
Yoongi asintió, gesticulando con su botella.
-Mi cama. Desnúdate y recuéstate como te enseñé.
Seokjin quería protestar, pero luego se dio la vuelta e hizo lo que le dijeron, colocando su pila de ropa al lado de la mesita de noche, antes de quitarse la ropa interior y los calcetines, y gatear sobre el colchón, acostado sobre su vientre, con las piernas flexionadas, su trasero en el aire.
