One Shots - Tom Holland

22. Peter Parker.

Largo por la demora.

Título: Ataque de pánico

Advertencia: None.

Ser nueva en una escuela es un asco, y más cuando también lo eres en una ciudad. No conozco a nadie, no conozco el lugar y tampoco sé cómo caminar por la ciudad sin terminar muerta en el intento.

Tía Pepper está saliendo con el magnate millonario Tony Stark, así que gracias a él pude entrar a la escuela de Midtown, bueno, a él y a mi gran cerebro. Nunca esperé tener que conocer a Stark de la forma que lo conocí, pero, luego de unos días, puedo decir que es un buen hombre y que hace el intento de que me caiga bien, y lo hace, solo que no lo demuestro mucho. Tony intenta hacerme reír con sus chistes y me invita a entrar a su laboratorio para ayudarlo con algunas cosas, pero aun no logra sacarme ninguna sonrisa, no es su culpa, es solo que desde que murieron mis padres no he podido volver a sonreír. De verdad que quiero volver a hacerlo, pero algo me lo impide.

Camino por los pasillos de la escuela con mis libros en los brazos. Encuentro el salón de Química y entro para sentarme en alguno de los asientos de al medio. Saco mi celular para esperar a que llegue la profesora y me entretengo jugando al sudoku mientras se llena el salón lentamente.

La voz de un chico me llama la atención y levanto la mirada curiosa. Es castaño, ojos cafés y de contextura delgada. Lo reconozco enseguida como el niño del que Tony siempre habla, su protegido, Peter Parker, o como pocos lo conocen, Spiderman. Viene conversando animadamente con un chico gordito y cara de bebé. Sonrío levemente y sigo jugando en mi celular.

Ambos chicos se sientan detrás de mí y puedo escuchar un poco de su conversación.

― ¿Te aprendiste todos los modos que tiene el traje?― Escucho como el amigo le pregunta a Peter.

―Algunos, no todos, pero estoy en ello.― Peter le responde en susurros.― Pero si me sigues preguntando eso, el señor Stark me volverá a quitar el traje si alguien más se entera de mi identidad por tu culpa.

―No es que también tú seas muy disimulado.― Susurro muy, pero muy bajo. La profesora entra al salón y guardo mi celular en mi bolsillo trasero del pantalón.

―Hola, querido alumnos. Quiero darles la bienvenida a este nuevo año escolar...― La vibración de un celular hace que ella miré detrás de mí y miré seriamente a Peter.― Señor Parker, ponga en silencio su teléfono, por favor.

―Sí, profesora. Perdóneme.― Peter se sonroja y lo pone en silencio.

― Como decía, les doy la bienvenida a este nuevo año, yo soy la profesora Sprout y les enseñaré a amar la física.― Hago un gesto con mi boca y me quejo internamente "No me gustaba la física"― Ahora, este año...― La profesora se empieza a pasear por el salón y me pone nerviosa. La pantalla del celular de Peter se enciende y me hace distraerme, Peter mira a la profesora y, al ver que ella también se dio cuenta, no lo agarra y no ve su mensaje.―...vamos a ver como Stephen Hawking fue capaz de...― El celular de Peter volvió a brillar, pero ahora por recibir una llamada.― Señor Parker, permítame su teléfono, por favor.