One Shots - Tom Holland

38. Tom Holland.

Redobles de tambores... este capítulo se lo dedico a @LaJarraPasiva. Gracias por el apoyo y espero que te guste el capítulo 😘😘

Título: ¿Se lo digo? (p.2)

Advertencia: No.

Mis pies duelen debido a los zapatos, pero sigo caminando hasta llegar a mi casa. El evento de hoy salió a la perfección, pero no veía la hora de llegar a mi cama y dormir dos semanas enteras.

Cuando cierro la puerta, la leve luz del salón me indica que Sandra se encuentra en ese lugar. Llego junto a ella y me sonríe cuando me ve llegar.

―Jamie está durmiendo en su habitación. No quería irse a dormir.― Sonrío al pensar en mi pequeño.

―Está bien, ve a tu casa Sandra. Gracias por cuidarlo.― Sandra me abraza y agarra sus cosas para irse. Cuando la puerta se cierra, camino hacía la cocina y me sirvo un vaso de agua.

Voy al cuarto de mi pequeño y camino lentamente hacia su cama. Le doy un beso en la frente y me quedo contemplándolo. Estaba el espanta cuco encendido, por lo que podía ver como sus rizos se encontraban completamente enredados. Suspiro al ver que se parece tanto a...él. Tiene su misma cara y contextura. Es un perfecto mini Tom.

Me voy a mi cuarto y por fin me saco los malditos tacones. Mi celular vibra en mi bolso y lo saco extrañada. Era mi madre.

―Hola mamá ¿Por qué me llamas tan tarde?― Eran cinco horas de diferencia, por lo que en Londres debieran de ser las tres de la mañana aproximadamente. El llanto de mi madre me hace dejar de pensar en la diferencia horaria y me pongo alerta de inmediato.― ¿Mamá?

―Yo...perdón, ____.― Escucho como se limpia la nariz, pero mi preocupación no disminuye.― Tu...tu padre...tu padre acaba de fallecer.― Mis piernas me fallan y mi trasero cae al suelo.

―V-voy a tomar el primer vuelo hacia Londres.― Murmuro y me levanto sin saber que hacer primero. Las lágrimas empiezan a caer por mis mejillas, pero me obligo a no decaer.― Yo... ¿Mamá?

―Aquí estoy.― Solloza y tengo que concentrarme en no hacer lo mismos.

―Prepara dos camas ¿sí?― Escucho el silencio del otro lado del teléfono y suspiro.― Nos vemos.

Preparo todo para el vuelo hacia Londres y, por suerte, encuentro un vuelo a primera hora de la mañana. Llamo a Paul y le digo lo que ocurre, me dice que no me preocupe y que vuelva cuando tenga todo arreglado al otro lado del continente.

Tomo en brazos a un dormido James y él se acomoda en mi pecho para seguir durmiendo. Solo tiene cuatro años y medio, así que no lo puedo dejar en Canadá mientras voy a Londres al funeral de mi padre. Todavía no puedo creerlo. Mi padre ha muerto.

Ya en el avión, me encuentro con un James totalmente despierto y con ganas de jugar. Lo entretengo con un libro de figuras geométricas y él se recarga en mi pecho para verlo con mucho interés.