La habitación que le habían dado en el palacio de Hades no era ni mucho menos tan grande y luminosa como la de los Campos Elíseos, pero le gustaba por muchos motivos diferentes.
Quizás el más evidente era el de que no necesitaba excusas para que Hades viniese a por ella, sino que era él el que la buscaba, aunque fuese por el hecho de que no era una zona tan segura como la otra por el acceso más directo al exterior.
La habían despertado por la mañana preguntando que si quería desayunar con Hades o prefería que la despertasen más tarde, que podía ir a la sala de los juicios cuando ella quisiera. Aunque había estado hasta bien entrada la noche despierta entre la larga conversación con su madre y los excitación general de estar en el palacio y saber el día que le esperaba, prefirió levantarse a compartir el desayuno con su anfitrión. Hécate ya le había dejado claro que no se le ocurriese solicitar su presencia por lo menos hasta la tarde, por lo que de la gente con la que podía relacionarse solamente estaba cerca el monarca.
Con el aviso también había ropas. Si iba a estar de incognito sería mejor que no llevase lo que solía, por lo que le dio ropas más adecuadas al lugar en el que estaba. Era una túnica bastante sobria con un velo que taparía su llamativo cabello, camuflandola bastante bien con los servidores del palacio de Hades. A pesar de la sencillez de su atuendo, la tela era de bastante buena calidad y era muy agradable al tacto.La acompañaron hasta el lugar del desayuno, su sierva asignada en el palacio no era tan cálida como Dorcas, pero tampoco podía quejarse de su trato. Respondía a todo lo que le preguntaba y era respetuosa en todo momento.
En la mesa ya estaba esperando Hades, a pesar de ser su zona más privada había alguien más, si no se equivocaba era un dios con aspecto bastante cansado.
-Perséfone, buen día -la ayudó a tomar asiento en la mesa- me sorprende verte levantada a pesar de lo tarde que fuiste a dormir ayer -la conversación fue interrumpida por un mal disimulado bostezo al otro lado de la mesa- Debo hacer las presentaciones. Él es Hipnos, el dios del sueño, ha aguantado hasta tan tarde para él por pura curiosidad sobre ti.
-Es un placer conocer a la diosa de la primavera, casi todos los buenos sueños transcurren en tu tiempo, osea que en parte es como si ya nos conocieramos. No tengas miedo, no voy a decirle a nadie nada sobre ti o el jefe se pondría ocurrente conmigo.
Le contaron que también tenía un hermano y que era el dios de la muerte, pese a que ese título se lo solían adjudicar a Hades, pero que Tánatos estaba ocupado en esos momentos en otro lugar. El dios de la muerte se solía pasar más tiempo en el exterior recogiendo almas que en el Inframundo, donde su trabajo ya estaba hecho. Hipnos parecía un tipo agradable, o al menos seguramente lo sería cuando no estuviese al borde de dormirse encima de su comida.
También le presentó brevemente a los jueces del Inframundo antes de que empezasen con las sesiones, eran tan serios que no tenían nada que envidarle en presencia intimidante a Hades. No había muchos asistentes como espectadores, pero sí unos cuantos, por lo que se colocó oportunamente alejada de los demás.
La mayoría de los juicios eran un asunto rápido, se notaba la experiencia de todos los que se dedicaban a ello, sumado al hecho de que la mayoría de los seres humanos vivían unas vidas bastante sencillas que no necesitaban de mucho dilema. Las historias a veces eran entretenidas y otras no tanto y tuvo que luchar por no quedarse dormida después de la noche de desvelo anterior en el mismo lugar. Había gente buena, gente mala y gente que había tenido un poco de todo pero no había llegado a destacar por su maldad. Sabía que los tres jueces eran humanos que habían sido conocidos por su rectitud y parecían todo el rato solemnes como si en lugar de mortales hubiesen nacido dioses, aunque a veces se fijaba en que la pose era algo forzosa y empezó a sospechar que trataban de imitar a su rey.
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Escondida
FantasíaCuando el mismísimo Zeus quiere raptar a tu hija la esconderías donde fuese. Incluso en el Inframundo. Deméter pide a Hades ayuda, él acepta porque total, solamente será meter a una cría en los Campos Elíseos, ¿qué problema puede dar la tal Perséfon...