La fiesta había sido todo un éxito. La mayoría habían sido acompañados ya al exterior, con ayuda tanto como para salir del Inframundo como para mantenerse de pie. De la gente del exterior tan solamente quedaba Deméter y ella misma. Le costaba asumir que no era parte de las deidades del Inframundo, se había habituado al lugar demasiado bien.
Su madre estaba durmiendo desde hace horas, desapareció de la fiesta junto con Hécate. Sabía que eran buenas amigas, pero un comentario etílico de Hermes la hizo pensar que quizás había algo más en lo que no se había fijado hasta entonces. Si era así bienvenido fuera, su madre se merecía ser feliz.La salida de su madre y ella estaba ya planificada al detalle para el día siguiente, como una marca irrevocable en su destino o lo que era aún más inamovible, del horario de su madre.
¿Qué podía perder por intentarlo? Los siervos fantasmales del palacio no parecieron sorprenderse de encontrarla deambulando a esas horas, le desearon buenas noches y siguieron a lo suyo, que era recoger todo el estropicio enorme que habían hecho los invitados.
Conocía ya bien los pasillos, no solía perderse a pesar de las burlas de Hipnos, además su destino estaba cerca. Sabía que Hades había bebido, no tanto como otros, pero incluso había aceptado una competición de velocidad con Dionisio antes de perderle de vista cuando se alejaron cantando con Poseidón y hablando de arrojar a Zeus a un estanque.
No se atrevió a acercarse a él en toda la noche y eso que Afrodita le estuvo insistiendo para que lo hiciese hasta que tuvo que levantarse para mediar en un conflicto entre hermanos, pues Hermes se había dedicado a reírse de Hefesto hasta que este había reaccionado y al intentar agredirlo Ares salió en su defensa. La fiesta paró brevemente cuando el imponente dios de la guerra le rompió una silla en la espalda a su hermano. Phobos y Deimos corrieron junto a Ares, y al preguntar "padre, estás bien" y responder Hefesto afirmativamente se confirmó que el dios de la fragua era el único que seguía creyendo que la paternidad de los hijos de su esposa era suya, pese a ser los dos gemelos retratos casi exactos de Ares. Afrodita paró la situación al ir a regañar sin ganas a Ares y mandar a Hefesto a casa bajo la promesa de ir más tarde. Más tarde podía significar una década más tarde, claro.
Después de la interrupción de Afrodita a la pelea la fiesta continuó durante unas horas más, aunque Perséfone se retiró bastante antes del final, se sentía abrumada y tenía muchas cosas que preparar y valor que reunir.
Normalmente Hades cerraba bien la puerta, pero al parecer estaba en estado descuidado. Le dieron ganas de reír, el temible dios supremo del Inframundo estaba canturreando la canción que había cantado Orfeo mientras se movía sin prestar atención a nada. La melancolía de la voz del dios le hizo dejar de sonreír, si bien no tenía la calidad del cantante no le importaría dormirse con esa voz de fondo cuando consiguiese borrar esa tristeza. Casi gruñó, escuchar su voz cantando así no era algo que necesitase, ya estaba bastante enamorada de él. Cerró la puerta tras de sí, yendo con cuidado a donde estaba él.
-¿Perséfone? -preguntó extrañado, por un momento pensó que estaba más que ligeramente achispado y estaba teniendo visiones.
-No te he encontrado en toda la noche y quería hablar contigo, pero cada vez que lo intentaba había más gente a tu alrededor -se acercó a él con las manos detrás de la espalda, mirando hacia arriba intentando parecer más inocente que sus pensamientos. También miraba hacia arriba porque a no ser que se sentase de otra manera no podría mirarle a la cara- Lo que has hecho hoy por mi ha sido increíble.
-Ha sido bastante poca cosa, en verdad -la indicó que tomase asiento, se dio cuenta de la ironía de la situación, pues todo el mundo que se había acabado sentando ahí se había dado cuenta de sus sentimientos y le había dicho que estaba enamorado de ella- Solamente una fiesta y un juramento. De igual manera llevaba mucho sin dar una fiesta aquí y me la habrían pedido.
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Escondida
FantasíaCuando el mismísimo Zeus quiere raptar a tu hija la esconderías donde fuese. Incluso en el Inframundo. Deméter pide a Hades ayuda, él acepta porque total, solamente será meter a una cría en los Campos Elíseos, ¿qué problema puede dar la tal Perséfon...