VIII. A la cuarta, ¿será que nos besamos?

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Él sabe a peligro

Hacer tareas era lo más agobiante del mundo y durar todo un sábado en eso era aún peor, lo único bueno era que el día me rindió para adelantar los trabajos de la semana para la universidad. Había tardado mitad de la tarde en realizar una hoja de cálculo en Excel y solo lo había logrado con ayuda de YouTube.

Marcos no había aparecido en la casa todo el día, solo mandó un mensaje diciendo que estaba donde Lisa y eso fue todo, en cuanto a Santos, él durmió durante todo el día y desde su habitación solo escuchaba el ruido del televisor. ¿Estos dos no tenían tarea pendiente? Nunca los veía estudiar y siempre sacaban buenas notas, desearía tener ese don, quizá había escogido la carrera equivocada.

Salí del baño después de cepillarme los dientes y emprendí mi camino a fisgonear que hacia Santos pero el sonido de mi celular me detuvo

—Cuéntame —respondí a la llamada de Sabrina

—Fabricio nos acaba de invitar al cumpleaños de una amiga de él. En una hora te busco

Hice una mueca 

—¿Que amiga? ¿No es de mala educación ir al cumpleaños de una persona que no conocemos?

—Fabricio nos está invitando.

—Pero ni siquiera tenemos un regalo. 

Mi mamá siempre me decía que nunca me apareciera en casa de alguien con las manos vacías, así haya sido una invitación.

—Samantha —La gente solía llamarme por mi nombre solo cuando estaban perdiendo la paciencia— La fiesta es en casa de Alonso, así que sólo vístete para impactar...

Mi ceño se juntó, confusa 

—¿Alonso?

No recordaba conocer a ningún.... Oh mierda

—¡Alonso Villarroel! El amigo de Antonio De Rossi.

Mierda, mierda, mierda.

De pronto me puse nerviosa hasta los pelos.

—¿Te busco sí o no? Porque yo voy a ir.

—Por supuesto que iré.

Lo único que tienes que decidir es si quieres esperar a que él de el primer paso, o si lo das tú.

Pues, era hora de tomar el toro por los cuernos.

Puse mi closet de cabeza, saqué ropa que ni sabía que tenía, me cambié cuatro veces, me planché el pelo, me afeité las piernas, cuando me di cuenta de la hora ya Sabrina venía en camino.

Me miré en el espejo, sandalias, sobretodo blanco y un vestido suelto azul floreado pálido, no estaba exactamente despampanante pero me sentía bonita, además el vestido tenía un suave escote en V que a mi parecer era atractivo sin ser llamativo. Me estaba dando cuenta que no poseía ropa sexy en mi guardarropa.

Suspiré, ya no me daba tiempo de cambiarme de nuevo.

—¡Santos! —llamé para avisarle que entraría en su habitación, prevención ante todo.

Prendí las luces en cuanto entré, él estaba acurrucado en su cama viendo Dark en Netflix, habíamos tenido una discusión días atrás porque Marcos había visto la serie con Lisa sin esperarnos  y luego yo la había visto por mi cuenta con Sabrina porque estaba molesta con Marcos y Lisa, cuando Santos se enteró estuvo molesto con los tres. Ahora me daba tristeza que la estuviera viendo solo.

—¡Hey! —bufó tapándose los ojos con molestia ante la intensidad de la luz.

—Necesito tu opinión masculina, ¿Cómo me veo?

Enloqueciendo con los Vilkartiz✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora