No lavo pero presto la batea
"Tu corazón peligra a medianoche
Si te lo rompo, quién te lo cose"
Sabrina
Domingo. 8am
La cabeza me pulsaba como si me estuvieran taladrando con un tornillo. Los párpados me pesaban y una respiración caliente lograba que se me erizaran los vellos de la piel
—Samantha —gruñí—quítate que no me dejas dormir.
Intenté echar el cuerpo a un lado pero era demasiado pesado. ¿Desde cuándo la Sam pesaba tanto?
—¿Cuando me cambié de nombre?
—¡AAAAAA! —Empecé a gritar y grité y salté fuera de la cama.
No estaba con Samantha. Esta no era la habitación de Samantha y mucho menos mi habitación.
Y Samantha en realidad era Damián.
Ay joder, ¿Que desastre hice?
Damián se recostó en su cama, estirando su enorme cuerpo y el tatuaje de elefante que tenía entre su pecho y su brazo me generaron malos pensamientos que se refugiaron en mi vientre.
Sabrina, te volviste loca. Loca de verdad
Damián me miró con sus ojos color miel tan parecidos a un leopardo y en este momento, yo me sentía su presa
Y yo no era la presa de nadie.
—¿Que pasa brujita? ¿Mi pene te hechizó?
Ay te juro que lo iba a matar. Sacaría sus feos ojos, arrancaría sus dientes con mis manos y luego se lo daría de comer a los tiburones.
—No sé de qué hablas porque tú y yo no hemos ni vamos a follar. Nunca jamás
Damián me miró de arriba abajo con su sonrisa intacta y mi cuerpo se encrespó. Y se encrespó horrible
Miré a mi atuendo. Yo estaba en ropa interior
Demonios. Maldito tequila. Malditos Rodrigo y Diego que me retaron y como yo nunca podía dejar pasar un reto tenía que demostrarles que podía aguantar más tragos que ellos. Al final había ganado pero viendo en donde había parado, pensé que en realidad perdí.
Porque terminar en la cama de Damián no era ganancia. No señor.
¡Qué vergüenza! Sabrina Tarache, estas no parecen cosas tuyas
—Nunca digas siempre y siempre evita decir nunca, brujita.
—¿Y tú quién coño te crees que eres con esas frases rebuscadas? ¿Paulo Coelho?
No mires su cuerpo, no mirar sus abdominales, no mires sus entradas marcadas al final de su cintura, no mires hacia lo que sus sabanas estaban escondiendo.
No mires Sabrina. Hazte un favor y ¡No mires!
—Si el papá de Pestañas es Paulo Coelho entonces sí. ¿No has leído las frases en las tazas que tienen en la fraternidad?
—Olvídalo. No quiero hablar contigo.
—Sí, anoche descubrí que con tu lengua puedes hacer cosas más sabrosas que solo insultarme.
Mi cara enrojeció, ay maldito tequila. ¿Por qué señor? Ni siquiera había hecho bien su trabajo y hacerme olvidar todo lo de anoche. Me dejó un dolor de cabeza del asco y aparte todos los recuerdos de lo que había hecho con Damián.
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Enloqueciendo con los Vilkartiz✔️
Literatura FemininaSamantha Vilchez nunca ha estado enamorada, ella ansia y desea tener un amor de cuentos de hadas. Saber qué se siente eso que todos llaman amor Y luego, Samantha lo ve a él. Antonio De Rossi, el chico misterioso que parece sacado de la mitología rom...