XXXV. A veces manda el Capitán y también el Marinero

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A veces manda el Capitán y también el Marinero


"Miento si digo que en ti no ando pensando"



Parpadeé hacia Santos y sacudí mi cabeza, la bilis era tan aguda en mi garganta que pensé que vomitaría

—¿Antonio y Lisa?

Santos soltó un suspiro y caminó hacia la cocina, su rostro estaba contorsionado

—Sabía que esto no iba a terminar bien. Lo sabia —Santos abrió uno de lo gabinetes y revolvió entre las botellas— Que mierda —gruñó y tomó una botella de vino para descorcharla

—¿Por qué estas tomando vino? Tú no tomas vino

—Es la única mierda que hay en esta casa y necesito de un trago.

Santos tomó dos copas y volvió hacia la sala para desplomarse en el sofá.

— ¿Puedes explicarme?  ¿Lisa y Antonio tuvieron una relación?

—No Tati, no solo tuvieron una relación, fueron novios reales y formales, por dos años. ¿Entiendes eso?

Dos años

La confusión y la traición que sentía en este momento era tan grande que era incapaz de razonar porque si me ponía a analizarlo, yo me había acostado con Antonio, Antonio se había acostado con Lisa y Lisa se había acostado con mi hermano. Mi hermano y eso era simplemente asqueroso.

Tomé la botella de vino y sin importarme los modismos y etiquetas, me serví la copa hasta el borde, esto era demasiado para mí

Y si ellos fueron novios, eso quería decir que esa niña, que Lucero, era su hija...

Lisa era la mujer que había roto el corazón de Antonio. Era la razón por la que él tenía una muralla en sus sentimientos. Y Julián había dicho que él no se la llevaba bien con la mama de Lulú, que Antonio no la había podido perdonar

¿Perdonar que? ¿Que Lisa lo dejó por mi hermano? ¿Por eso ellos no querían que me acercara a él? ¿Porque Antonio estaba saliendo conmigo para vengarse de Lisa y de Marcos?

Me tomé la copa de un sopetón y me levanté del sofá, Santos no dijo nada más. Caminé hacia mi habitación y me encerré en mi baño para darme una larga ducha que aclarara mis sentimientos y nublaran mis lágrimas.

Me sentía como en un limbo rodeada de decepción.

Cuando escuché la puerta de afuera abrirse, salí y vi a mi hermano entrar en la casa. Marcos entró dando pasos lentos, sin energía, su cabeza estaba baja, sus hombros estaban caídos y eso solo podía significar malas noticias

Incluso prefería que él gritara, que el rabiara, prefería su intensidad a esto que estaba viendo ahora y no pude evitar sentirme culpable. Sentir que de alguna manera, yo había causado esto aunque sabia que no era así.

—¿Que pasó? —pregunté caminando detrás de él.

Marcos se sentó en otro de los sofás y yo me senté al lado de Santos quien seguía bebiendo vino y viendo a mi hermano con preocupación. Marcos me miró, miró a Santos y luego miró hacia la botella de vino que estaba prácticamente vacía. Se levantó, fue hasta la cocina y regresó un segundo después con otra botella de vino en su mano.

—Me mintió. —Murmuró desplomándose en el sofá y llevándose la botella a la boca—. Fui hasta su casa y su madre me dijo que ella no estaba ahí. Y luego la llamé, le pregunté dónde estaba, y me dijo que estaba en su casa, con su madre. Me mintió.

Enloqueciendo con los Vilkartiz✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora