LIII. Más sabe el diablo por viejo que por diablo

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N.D.A:  Leer el siguiente capitulo bajo tu propio riesgo, no prometo que no vaya a romperte el corazón. 


Más sabe el diablo por viejo que por diablo

Me encontraba emocionalmente exhausta.

Antonio me dejó en mi casa sin tocar más el tema, se despidió con un beso en mi lunar y se fue después de que yo hubiese entrado al edificio. El señor José estaba muy distraído viendo el Chavo del Ocho en su casilla y seguí sin saludar.

Estaba en un trance, esa era la única verdad. Sentía que todo esto era un sueño y que cuando me despertase la fría realidad se cernería sobre mi otra vez. Esto era lo que llevaba meses esperando. ¿Podía ser real?

Que alguien me pellizcase por favor.

Subí al ascensor revisando los diez mil mensajes que tenía en mi celular. En su mayoría de Sabrina preguntándome donde estaba y si ya me había ido a casa. Había otro de Santos preguntándome a que hora iba a casa. Fabián me había contestado deseándome buena suerte y que le avisara cuando estuviese en casa. No quise responderle a nadie porque después empezarían a preguntar y yo ni siquiera sabía que decir. Ni yo misma sabía cómo explicármelo a mí que Antonio se me había declarado.

Dentro de casa todo estaba a oscuras y silencioso, el olor a comida que se suspendía en el aire me impactó y mi estómago gruñó con hambre recordando que tenía horas sin comer.

Marcos esta vez se había pasado con la cena, unos raviolis aguardaban en la mesa y el olor que desprendían cuando me acerqué era capaz de darme un orgasmo.

Que rico olía la comida italiana.

Tomé unos cuantos para llevarme a mi cuarto por si Marcos venia y me echaba un regaño porque por la botella de vino casi vacía que habían dejado ahí podía deducir que mi hermano había tenido una cena romántica.

Ay Marcos, con quien estarás saliendo esta vez. Si tan solo dejara de ser tan imbécil y arreglara sus cosas con Lisa. Pero con él, el orgullo podía más que la razón, no había la menor duda.

Me quité la ropa y me volví a poner la camisa azul de Santos para dormir sintiendo la frialdad de mi cama, miré hacia la puerta queriendo ir a dormir en su cama pero lo mejor era no hacerlo, él debía estar dormido y no quería molestarlo, tampoco quería complicar más las cosas y la costumbre que habíamos agarrado de dormir juntos era mejor que se acabase, por el bien de todos. Aunque lo extrañase. Me terminé los raviolis de un bocado bendiciendo las santas manos de Marcos y su amor por la cocina y... Pensé en Antonio.

En toda nuestra conversación. En todo lo que me había dicho.

"quiero hacerte mi prioridad"

No iba a poder dormir esta noche.

"quiero que sepas que estoy orgulloso de tenerte a mi lado"

No dormí. No pegué el ojo, mi cerebro se encargó de poner en repetición una y otra y otra vez las palabras de Antonio. Quería a Lisa pero como una amiga. No la quería como antes. Me quería a mí.

Anoche había sido honesto. Lo sabía. Me había llevado a su casa. Me habló de su madre. No me hizo promesas. Dijo que quería demostrármelo.

Fingí que me quedé dormida y no fui a la universidad. Me olvidé de mi celular y no contesté ningún mensaje porque no quería darle explicaciones a nadie porque si hablaba con alguien ya sabía lo que me dirían. Que Antonio estaba jugando conmigo otra vez.

Enloqueciendo con los Vilkartiz✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora