LX. Pescado Fresco, se pudre pronto

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Pescado Fresco, se pudre pronto


"No mientas. 

Estas con él hasta que a mí, me de la gana de llamarte"



—¿Te acostaste con Santos? —Sabrina prácticamente gritó

—¡Cállate! —miré a nuestro alrededor intentando averiguar si alguien había escuchado su grito inoportuno.

—Pero te acostaste con Santos. Ay nuestra amiga la virgen, que rápido creces

—No era virgen, idiota.

—Pero mira que hace poco fue que la perdiste y ya te has lanzado a dos ¿Eh?

Abrí mi boca sorprendida y hasta avergonzada

—Que comentario tan hijo de puta te acabas de lanzar.

Sabrina rio con escándalo.

—Ay deja el drama que soy yo.

—¿Como va lo tuyo con Damián?

Sabrina hizo una mueca

—Damián es un tonto.

—Pero es un tonto que está loco por ti desde hace meses.

Su ceño se juntó

—¡Vive molestándome!

—Y a ti te gusta que te moleste, no te hagas la dura ahora.

—Ay mis pantaletas —Sabrina dejó de caminar y se quedó pálida mirando al frente.

—¿Qué pasa? —me quedé en silencio también cuando noté lo que sus ojos habían visto primero.

Antonio De Rossi

De nuevo Antonio.

Estaba en el estacionamiento de la universidad, sus pies cruzados, sus ojos grises relampagueaban en mi dirección, una camisa rosada pálida abrazaba su piel bronceada, su cabello oscuro y todavía bajo que lograba que sus cejas tan perfectas se acentuaran tomando un protagonismo hipnótico en su rostro.

Y Antonio De Rossi, tenía un puto girasol en su mano.

Me puse nerviosa, se me espelucó el cuerpo y quise dar media vuelta y salir corriendo. No quería hablar con él y me daba hasta miedo enfrentarlo, pero no podía hacer eso.

Antonio y yo, todavía, nos debíamos una conversación.

—¿Te veo luego? —pregunté hacia Sabrina.

Ella miró de Antonio a mí con preocupación.

—¿Necesitas respaldo?

—No, no, estoy bien.

—Samantha... Recuerda que estás con Santos ¿Sí?

Solté un suspiro

—¿Qué crees que voy a hacer? ¿Irme con Antonio o algo?

—La verdad cuando se trata de Antonio, contigo nunca sé.

—Cuanta confianza tiene mi amiga en mí. —respondí un poco molesta

—Por favor, no la cagues —pidió en medio de una mueca

Sacudí mi cabeza y me alejé hacia Antonio.

Esta conversación no sería bonita en absoluto, Antonio había empezado a confiar en mí y sé que él estaba cambiando para mejor, que todo el asunto con su madre lo había hecho reflexionar, yo lo quería, una parte de mí siempre lo iba a querer, pero no por eso significaba que yo quisiese seguir con él.

Enloqueciendo con los Vilkartiz✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora