XXV. Desde que hay Santos nuevos los viejos no hacen milagro

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"Have I Know you 20 seconds or 20 years?"

El examen había sido pan comido, bajé las escaleras de la Universidad hacia el carro de Sabrina pero en el camino, dos chicas que no conocía se acercaron a mí con expresiones para nada amistosas, parecían ser de semestres más avanzados.

—Tú eres Samantha. —no era una pregunta.

—La hermana de Marcos

Asentí, aunque era evidente que no era una pregunta.

—Eres una Vilkatirz. —acusó la otra chica, comosi fuese algo malo

—¿Quiénes son ustedes? —pregunté pero no respondieron

—Te hemos visto con Los H, con Antonio. —sonó como un reproche.

—¿Y?

Ellas parecieron ofendidas

—¿No tienes algo de dignidad? ¿Qué juego crees que estás jugando?

Ocurrían cosas a mi alrededor y yo no me enteraba de nada.

—Mi vida no es su problema. —respondí haciéndome paso entre ellas para avanzar.

A mis espaldas, las escuché decir.

—Volverá a pasar.

¿Qué volverá a pasar? ¿Su acoso hacia mí? Pues parecía que Rosita tenía un club de fans.

Cuando llegué a la casa, Santos y Marcos estaban conversando en la cocina, la casa olía delicioso, el Tato era un excelente chef.

—¿No notas que la gente en la Universidad está actuando raro? —la voz de Marcos me llegó desde la cocina— No sé si estoy siendo paranoico pero siento como si me mirasen.

—Es tu imaginación. —Santos respondió pero su voz la escuché tensa.

—Puede ser, pero te juro que el otro día un grupo de gente incluso se quedó callada cuando pasé.

—No te creas tan importante.

—Deja de ser un cabron celoso porque yo soy más sexy que tú.

Entré a la cocina y los dos me miraron, Santos soltó un sonido y llevó los platos a la mesa

—Vaya pero si es la Tatiuska. ¿Hoy si somos dignos de tu presencia? —preguntó Marcos.

—Liberé mi agenda para ustedes.

—Que afortunados somos, ¿verdad, Santos? Desde que hay Santos nuevos, los viejos no hacen milagro.

—No seas bobo. Ustedes siempre serán mis favoritos.

Santos hizo un sonido de disgusto pero no dijo nada, él seguía actuando raro y distante y sabía que era porque odiaba ocultarle cosas a Marcos. La gente en la universidad ya parecía saber sobre mi relación con Antonio y no faltaba mucho para que él también se enterase.

—Hoy tenemos partido de futbol, ¿vienes con nosotros?

—No. —había quedado en ir al cine con Antonio.

—¿y que harás?

—Saldré.

Marcos frunció el ceño mientras nos sentábamos a comer.

—Pasas mucho tiempo con estos chicos Casas, ¿es uno de ellos? —Marcos miró a Santos—¿Qué piensas tú, Catire? ¿Cuál de los dos le regaló las flores a Tati?

Santos no levantó la mirada de su comida.

—No creo que haya sido ninguno de los dos.

Terreno peligroso. Terreno peligroso.

Enloqueciendo con los Vilkartiz✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora