XXXII. Te devuelves y te desnucas

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Te devuelves y te desnucas


"Me vuelas al cielo. 

Me mueves el suelo"



Nuestra sesión fotográfica se convirtió sin darnos cuenta, en una fiesta improvisada

Un lunes. A las seis de la tarde.

Las fotos habían salido estupendas y no fue exactamente gracias a mí, que tener a Antonio y a Alonso, en bañadores, con esos cuerpos esculturales que se gastaban y posando para la cámara con el sol bañado sus piel era imposible que la foto saliese fea, Alonso lucía mejor que la última vez que lo vi y su sonrisita lobuna que estaba empezando a conocer era un moja bragas instantánea. Era difícil concentrarse teniéndolos a estos dos cerca con sus actitudes seguras y confiadas.

Ellos sabían que estaban para chuparse y lamerse los dedos.

Cuando estábamos terminando las fotos, Julián y Carlos llegaron de la nada con cervezas en sus manos y su usual actitud juguetona y en menos de lo que canta un gallo la casa se llenó de personas, yo me pregunté qué pensaría el tío de Alonso de que su sobrino usara su casa como centro recreacional para desarrollar sus actividades sociales.

No era un bebedora profesional de alcohol y cuando iba por mi tercera solera verde, toda la frustración del encuentro con mi hermano horas atrás empezó otra vez a surgir en mis venas.

Jamás me había peleado de esa forma con él y con nadie.

Marcos no me había llamado ni se había disculpado, para el caso, el único que se mantenía escribiéndome era Santos, pidiéndome que regresara a casa.

—¿Te echó de la casa? —preguntó Sabrina sorprendida cuando le conté todo.

—No, pero me dijo que era o Antonio o él. Y ni siquiera se trata sobre el ultimátum, es él queriendo gobernar mi vida y no se lo permitiré. Hoy es por Antonio pero y mañana ¿Qué? Si cedo en esta, lo tomará como costumbre y no lo voy a permitir.

Sabrina asintió dándole el sorbo a su cerveza

— ¿Te quedarás en mi casa?

Me removí en el asiento y miré hacia Antonio, él estaba en el borde de la piscina aun sin camisa, bebiendo y fumando con sus amigos. Discretamente, le había tomado fotos a su espalda para después poder traducir lo que significaba su tatuaje.

—Antonio me dijo que podía quedarme en la suya.

Sabrina abrió sus ojos tan grande que pensé que se saldría de sus orbitas

—¿Tu sabes lo que eso significa, no?

Me mordí el labio y me acerqué a ella, susurrando

—Anoche ya me quedé en su casa.

—¡Samantha Martina de la virgen María castaña! —gritó atrayendo varias cabezas a nuestro lugar

—Shh. No seas escandalosa

—¿Ya no eres virgen? —sus ojos estaban completamente abiertos.

Me removí en mi asiento, un poco incómoda.

—No. ¿Por qué crees que Marcos se puso tan histérico? Su hermanita menor perdiendo su virginidad con un chico que no soporta.

Mi amiga estaba completamente impactada.

Enloqueciendo con los Vilkartiz✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora