"El Pasado, pisado"
En La fraternidad Vilkartiz no existía el silencio. En épocas felices el apartamento era más ruidoso que dos gatos haciendo elqueteconté, había vuelto a ser tan ruidosa como siempre, la casa era el mejor centro de acopio de los animales porque ellos parecían no tener casa propia, a veces pensaba que cada uno de ellos tenía su propia llave del apartamento porque no existía otra razón lógica al hecho de que siempre hubiese uno de ellos dentro, en cualquier momento podía encontrar a el gordo, que ya no era tan gordo, haciendo ejercicio en la caminadora de Marcos, a Droga fumando en el balcón de la casa, al Cornudo consumiendo la comida del refrigerador, al Gago viendo tv a todo volumen acostado en el sofá de la sala o al Negro dentro del baño haciendo.... no quería saber que tanto hacia ahí dentro.
Hoy no era la excepción, parecía que sin preguntar, todos habían llegado al acuerdo de que almorzarían aquí, no veía a ninguno con intenciones de irse próximamente y tampoco los veía trayendo comida, por lo menos, de vez en cuando, colaboraban con la elaboración de la misma.
Yo ya los estaba educando, el gordo me ayudaba con la comida cuando Marcos no estaba, Damián ponía la mesa, el Gago limpiaba el piso y entre el Negro y Droga lavaban los platos y la cocina.
Si querían comer tenían que ayudar.
Hoy era uno de esos extraños días en que no era la única femenina en la jungla con los monos, Fernanda, la novia de mi gordo, había venido, al igual que Sabrina, todos estábamos en la mesa comiendo, riendo, hablando, bromeando, el aire estaba lleno de armonía, de familiaridad, de alegría, era uno de esos momentos en los que te gustaría detenerte un segundo y atesorarlo para la eternidad, de esos en los que sabes a ciencia cierta que en un futuro, lo extrañarás.
Esperaba tenerlos siempre conmigo.
—Bebé, pásame la mostaza —pedí hacia Santos y de inmediato la mesa entera hizo silencio.
Todos me miraron y luego miraron a Santos.
—¿Bebé? —preguntó el negro estallando en una risa a la que los otros animales siguieron
Santos hizo una mueca
—Vamos Pioja, un poco de respeto. ¿Ves lo que causas?
—El bebe se pu...puso gruñonsito —el Gago siguió con la burla
Me sonrojé, realmente no había ni siquiera pensado en el apodo, me salió tan natural que fue por completo impulsivo.
—¿Y cuál es el problema con que le diga bebé? —pregunté a la defensiva
Los monos rieron más
—Nada, bebé. A nosotros nos encanta —Francisco sonrió— ¿Cierto, bebesitos?
—Otro soldado ha caído —Damián sacudió su cabeza con decepción
—¿Lo dices por experiencia propia? ¿Por qué también te estas incluyendo en la cuenta, no? —Sabrina a su lado preguntó con una sonrisita cínica
Damián sonrió
—No creo que a ti te guste que mi soldado —Damián miró hacia su entrepierna— en realidad caiga. A ti te gusta que esté bien a...
—Ay por dios —Fernanda sacudió su cabeza haciéndolo callar.
—¿Tu siempre tienes que ser así de cochino? —Sabrina le preguntó a Damián
La sonrisa de Damián creció, mostrando sus adorables hoyuelos
—Solo contigo mi reina, que aquí —Damián señaló sus pantalones— yo tengo tu trono.
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Enloqueciendo con los Vilkartiz✔️
Chick-LitSamantha Vilchez nunca ha estado enamorada, ella ansia y desea tener un amor de cuentos de hadas. Saber qué se siente eso que todos llaman amor Y luego, Samantha lo ve a él. Antonio De Rossi, el chico misterioso que parece sacado de la mitología rom...