XXIV. Cuando el rio suena es porque piedras trae

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Y cuando no suena...


"Me peina el alma

Y me la enreda"


Todavía no estaba seguro de qué era lo peor, si ver clases de noche o ver clases en la mañana, de cualquier forma, las dos opciones apestaban brutalmente.

Le mandé un mensaje a Sandra preguntándole si estaba en la universidad y la puerta del salón en donde estaba se abrió permitiendo que toda la fraternidad Vilkartiz, excepto Marcos, entrara. Dejé mi teléfono y suspiré, sabiendo lo que se venía.

—Tenemos problemas. —avisó Damián cuando la puerta se cerró

—En los pasillos se está hablando pura mierda —miré hacia Rodrigo esperando que continuase, miró a los demás buscando aprobación y luego volvió a mí— Dicen que Samantha, nuestra Samantha, está saliendo con uno de los H, con el peor... Antonio De Rossi.

Mi mandíbula se tensó, lo veía venir, después del episodio en casa de Alonso solo era cuestión de días para que todo el mundo se enterase.

—Es cierto. —comenté con una tranquilidad que no poseía, porque realmente, a estas alturas, ya estaba harto de todo el drama de mierda en el que nos estábamos revolcando.

Cinco pares de ojos me miraron con sorpresa y confusión.

— ¿Qué? ¿Cómo coño y en qué momento pasó eso? ¿y por qué tú estás tan tranquilo? —Alfredo lucía molesto.

Me encogí de hombros 

—No puedo hacer nada, es la decisión de la Pioja, no la mía.

— ¿Qué coño, Santos? ¿Estás de acuerdo con esta estupidez? ¿Le roba...baste droga a Francisco?

— ¿Marcos sabe? —preguntó Damián entre dientes.

—No. —respondí— Y nadie le dirá, eso le corresponde a Tati.

—Te puedo apostar mis bolas a que primero se entera por los pasillos que por ella.

Francisco suspiró

— ¿Por qué simplemente no le cuentan la verdad a Samantha y ya? Ustedes están propiciando este desastre, si después que ella sepa, sigue con la ridícula idea de salir con él, pues es su problema.

Tamborileé los dedos en la mesa con frustración.

— Que magnífica idea tienes Drogita, a ver, cuéntame, ¿Qué coño pretendes que le digamos a Tati? ¿Tienes algún jodido discurso que nos pueda ayudar? —le había dado diez mil vueltas al asunto, los secretos no nos llevarían a ningún lado pero no había nada que pudiéramos hacer para que la pioja se apartara de él, lo único que podíamos era esperar a que ese imbécil, como siempre, lo arruinara y no tenía ninguna duda en que él lo haría. — ¿no crees que hay una razón por la que Marcos no quiere que ella se entere?

—Que mierda pero tienen razón —Damián hizo una mueca— Contarle no nos hará ningún bien pero tenemos que hacer algo, ese imbécil solo está saliendo con ella para jodernos a nosotros.

—Probablemente. —murmuré.

— Vamos a buscarlo y a romperle la cara para que se mantenga alejado de nuestra princesa.

En mi cabeza ya había imaginado mil episodios en donde lo golpeaba hasta sacar la mierda fuera de él, sobre todo, después de que tuvo las bolas de aparecerse en mi casa con un puto ramo de flores pero no caería en su provocación.

La época en la que lo único que hacíamos en cada encuentro era matarnos a golpes se acabó hace mucho, la ultima vez... la ultima vez todo se salió de control, las cosas fueron demasiado lejos y no podía volver a suceder.

Alfredo concordó conmigo porque sacudió la cabeza.

— ¿Te olvidas de lo que sucedió la ultima vez que quisimos resolver las cosas a las malas?

Todos se quedaron en silencio recordando. 

— Nadie moverá un dedo, si iniciamos una pelea solo lograremos que la Pioja le de la razón a él, además, ya no somos unos chiquillos estúpidos que inician una pelea ante una mala palabra que nos lancen.

—Pero es de Samantha de quién estamos hablando —dijo Diego.

Mis ojos se fijaron en él.

— Sé muy bien de quien hablamos y aunque le digamos, para estas alturas no creo que importe de todas formas.

— ¿Está enamorada de ese imbécil? — Diego parecía querer vomitar y un escalofrío completamente desagradable recorrió mi cuerpo ante ese pensamiento.

— Cree estarlo

— Que mierda —Rodrigo bufó. — De todos los putos hombres en esta universidad.

— Tuvo que esco...cogerlo precisamente a él

— ¿Qué coño le ven a ese hijo de puta?

—Su relación acabará mal —Francisco sentenció— Y cuando ella se entere, nos va a odiar a todos. Estamos jodidos de cualquier manera porque cuando Marcos, también sepa que nosotros ya sabíamos y no le dijimos nada, nuestras cabezas rodarán.

Diego se sentó en una silla, derrotado

—Está volviendo a suceder.

Ante esto sacudí mi cabeza.

— Cuando Marcos se entere... se va a armar y puede acabar peor que la última vez —dijo Damián.

—No. Nada está volviendo a suceder porque no vamos a interferir.

— ¿Entonces qué sugieres, Santos? ¿Qué simplemente esperemos de brazos cruzados por el momento en el que lastime a nuestra Princesa?

Mis manos se apretaron en puños intentando controlar mis emociones, la idea no me gustaba ni me agradaba en lo absoluto y yo quería esperar, realmente, esperar que quizá nosotros nos estemos equivocando, pero si una cosa era cierta, Marcos nunca lo aceptaría.

— Ojala ese imbécil nunca hubiese regresado. —murmuró Damián y no pude evitar concordar con él.


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¿Cuando tardaron en darse cuenta que era nuestro Santitos?

A ver hago reconteo de los chicos para que no se confundan

Marcos - Tato, Pestañitas

Santos - Catire, Pollito

Damian - El Cornudo

Diego - El Gago

Alfredo - el Gordo

Rodrigo - El Negro

Francisco - Droguita

Los amodorroo, Besitoos y gracias por leer

Meme timee cortesía de Candiimary

Meme timee cortesía de Candiimary

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Enloqueciendo con los Vilkartiz✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora