LXII. Olvidas con quien has reído, no con quien has llorado

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Olvidas con quien has reído, no con quien has llorado

"No se si abrazarte o no mirarte

No se si darte un beso o alejarme"



El video era bastante específico, no tenía registrado el número y era uno diferente al que le envío las fotos a Santos.

Santos y Antonio se habían peleado. Por mi culpa.

¿Por qué los hombres tenían que resolver todo a los golpes? ¿Por qué tenían que ser tan animales?

Es que llamarlos animales era un insulto hacia los animales.

Ni siquiera pude terminar de ver el vídeo, no podía escuchar lo que ellos dos se dijeron por los gritos de las personas alrededor. Todo el mundo había visto esto.

Número Desconocido: "Puta. ¿Te gusta que se peleen por ti? "

Yo: "¿Quién eres?"

Número Desconocido: "Una mujer que si tiene dignidad y no juega con las personas. No como tú, puta"

Número Desconocido: "Eres peor que la perra de Lisa"

Parecía que tenía un fan.

Yo: "Metete tus palabras por el culo y consíguete una vida"

Número Desconocido: "Espero que los dos te dejen sola como te lo mereces. Antonio y Santos te quedan grande. Perra"

La sangre me hirvió en rabia e hice lo más sano para mí. Bloqueé el número, no iba a caer ni es sus juegos, ni en sus provocaciones.

El silencio y la soledad de la noche se asentaron en la casa. Mi cabeza punzó, mi relación con Santos se había arruinado por completo. ¿Y todo por qué?

¿Por qué sucedían estas cosas?

Si me habían enviado este video también tenían que habérselo enviado a Marcos. Ni siquiera sabía cómo le íbamos a explicar todo a él. Lo menos que necesitábamos era otra pelea, esta casa se iba a convertir en un ring de boxeo.

Todos molestos con todos. Como perros y gatos.

La puerta de la casa sonó y no tuve que moverme desde mi lugar en la cocina para saber que era Santos quien había entrado. Su olor inundó la casa y alivió mis pulmones.

Últimamente Marcos nunca estaba en casa, algunas noches ni siquiera llegaba a dormir. Él estaba en pasos raros y cualquier día que lo cachase hablaría con él. Si seguía dándoselas del Playboy le iría muy mal, él seguía enamorado de Lisa.

Escuché sus pasos arrastrarse y luego Santos entró a la cocina. La preocupación se hizo dueña de todo mí ser al verlo en ese estado, su rostro moreteado, su ceja derecha con una cura y lo peor de todo, su brazo derecho tenía un vendaje en su muñeca.

Nos quedamos mirando, él luciendo cansado, como si llevara el peso del mundo en sus hombros, sus ojos azules tristes, desganados.

Yo, sintiendo una decepción enorme en mi corazón, porque sí, había esperado más de él.

Y probablemente, él estaba tan decepcionado de mí como yo lo estaba de él en estos momentos, porque era horrible y enfermizo cuando la persona que amabas y confiabas te decepcionaba.

Eso solo demostraba lo humanos que éramos, las imperfecciones que los dos llevábamos dentro. Él había tenido razón, ser amigos era una cosa pero ser pareja era totalmente distinto.

Enloqueciendo con los Vilkartiz✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora