LXIV. El Agua se aclara sola

1.2K 138 119
                                    



El Agua se aclara sola


"I Love how you kissed me when I was in the middle of saying something"



—¿Que verán los ciegos? —pregunté sentada entre Marcos y Santos en la terraza de nuestro apartamento.

—Nada. Son ciegos, ceguera significa que no ven — Marcos suspiró como si yo fuese la persona más tonta que conocía.

—Ya lo sé, imbécil.

—Mocosa

— Inepto

— Babosa

—Tarado.

—Basta, niños —Santos bostezó con fingido aburrimiento.

Digo fingido porque sus manos estaban internándose debajo de mi camisa en mi espalda logrando que todo mi cuerpo se erizara

Este niño no tenía temor a Marcos.

—Mi pregunta es si verán todo blanco o todo negro. —volví a preguntar.

—¿Por qué siempre tienes que hacer preguntas tontas? —Marcos refunfuñó

—Ya te dije que ninguna pregunta es tonta

—Tonto es el que pregunta, o sea tú

Yo podría muy bien haberme lanzado encima de él para halarlo de sus pelos feos pero los dedos de Santos estaban haciendo un recorrido peligroso por mi costado. Con Marcos a mi lado

Quieto Vaquero

—A ver, Pioja. —Santos respondió y no sabía cómo su tono de voz era tan controlado cuando dentro de mí, estaba poniéndome cachonda. —Los ciegos no ven ni blanco ni negro porque no saben lo que es un color, al menos los que son ciegos de nacimiento

—¿Entonces que ven cuando tienen los ojos abiertos? —pregunté en voz baja con temor a que me temblara la voz por el efecto de Santos cerca de mí, de sus dedos acariciando mi piel desnuda y por el temor de Marcos a lado de mí.

Estábamos jugando con fuego ahora mismo.

Sus dedos bordearon mi pantalón de pijama y bajaron un poco en mi cadera hasta alcanzar el borde de mis panties.

Necesitaba sus dedos justo ahora en un lugar mucho más abajo. Muchísimo.

—Nada Pioja, pienso que es como si nosotros intentásemos ver detrás de nuestra cabeza. No podemos ver nada a nuestras espaldas porque no tenemos ojos detrás.

—Creo que me acaba de explotar el cerebro —Marcos soltó y mi corazón dio un respingo. Intenté alejarme de Santos pero sus dedos presionaron mi piel y mi pantalón impidiendo que me moviera.

Mi querido santo estaba jugando y no precisamente en el cielo.

—No sabía que tuvieras cerebro —dije hacia Marcos intentando distraer mi mente de, bueno, mi novio al lado de mí.

—Me pones de mal humor, Tatiana. —Marcos se levantó del asiento y pasó por la puerta corrediza para regresar dentro del apartamento.

 En cuánto la puerta se cerró, Santos tomó mi rostro para girarme hacia él y me besó

Enloqueciendo con los Vilkartiz✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora