XXXIX. Creando fama me voy a dormir

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Creando fama me voy a dormir


"No me digas nada

Que me vas hacer peor"



El horrible chillido de la voz de Justin Bieber cantando Baby llegó hasta mis oídos sacándome de mis sueños y tuve un segundo de lucidez recordando que por primera vez en la semana había podido dormir toda la noche sin tener ninguna pesadilla, sin embargo, mi cabeza dolía por culpa del llanto de anoche.

—Dios mio, ¿Como haces para levantarte de buen humor todos los días ante esa apestosa alarma? —Santos murmuró con su rostro escondido entre mi pelo.

Sus brazos seguían abrazándome como anoche, y nuestras piernas estaban enredadas, su calor era tan intenso como reconfortante y aunque anoche no hubo nada sexual cuando me consoló, hoy, podía sentir esa parte de él que se despertaba mas temprano que nadie.

—Déjame apagarla —mascullé para que me soltara y me dejara alcanzar mi teléfono pero sus brazos me apretaron mas contra su cuerpo y tomó una respiración profunda en mi pelo

—Me gusta que tu pelo huela a cereza. —besór mi coronilla y luego me soltó, rodando en mi cama. Apagué la alarma mientras él estiraba su enorme cuerpo— ¿Como te sientes?

Lo observé acomodarse en mi cama y depositar su rostro en mi almohada para que sus ojos azules, aun un poco rojizos por el sueño me mirasen.

—Mejor —creo

—Conmigo no tienes que mentir, Pioja. Y luces fatal, tendrás que echarte kilos de maquillaje para ocultar las bolsas en tus ojos. —bromeó suavemente con una linda sonrisa en sus labios rosados.

Mis ojos se quedaron fijos en sus labios y el aire entre nosotros, de inmediato, perdió toda la tranquilidad.

Que mierda. ¿Por qué tenia que ocurrir esto?

Me levanté de mi cama porque no quería seguir con él tan cerca y lo escuché soltar un suspiro.

—No tengo ni idea de que está sucediendo entre nosotros, no le encuentro ningún sentido o explicación. —murmuró mientras yo caminaba hacia el baño— pero lo vamos a resolver ¿Esta bien?

Me giré hacia él con duda, yo tampoco entendía nada de lo que estaba sucediendo aquí.

¿Por que tengo que desear su cuerpo si no quiero hacerlo?

—¿Tenemos que alejarnos? —pregunté pero él sacudió su cabeza

—Lo intentamos esta semana y no funcionó. ¿Confías en mí?

Asentí sin dudar ni un segundo

—Siempre.

Su sonrisa se hizo más amplia y sus ojos brillaron

—Lo resolveremos

Mi cabeza era un completo lío y lo mejor que podía hacer era enfocarme en la universidad, que bastante de lado la había dejado en los últimos días por andar pensando en pajaritos preñados. Y nuestros profesores, inteligentemente habían planeado en un viernes, nuestro único día libre de clases, una charla motivacional para los del primer semestre con asistencia obligatoria.

Estos señores eran geniales en mantener nuestras cabezas ocupadas. De verdad que sí.

La charla se había sentido como si estuviese recibiendo un discurso directamente emitido por mi señor padre, en cuanto a Sabrina, ella había estado tan mortalmente aburrida que se quedó dormida en mi hombro. Y cuando la charla terminó, se levantó de un susto como si hubiese tenido pesadillas.

Enloqueciendo con los Vilkartiz✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora