Con este puñal de acero me descorazonaré yo
"Ella iba caminando sola por la calle, pensando
"Dios, que complicado es esto del amor"
—¿Estás siguiéndome? —su voz sonó lenta, gruesa y brusca
Ya me quedaba claro que Toñito no era tan simpático.
—Yo pudiera decir lo mismo de ti. —respondí más tranquila de lo que en realidad me sentía
Relájate. Humanízalo. Recordé las palabras de Santos. De seguro a Santos le daba un infarto al enterarse que sin saberlo, estaba ayudándome a conquistar a Antonio De Rossi.
Antonio guardó su celular y yo lo sentí como si le hubiera ganado a Rafael Nadal en Roland Garros.
— ¿Por qué estaría siguiéndote en la casa de mi mejor amigo? — Él tenía un punto que no sabía cómo debatir—. Me he encontrado contigo más veces de las que puedo contar en los últimos días
Sonreí de nuevo, ¿Cómo no hacerlo?
— ¿Destino o casualidad?
Ay chuito, yo acababa de coquetear citando a Melendi.
Antonio me miró de arriba abajo y yo me sentí como un girasol buscando la luz del sol.
—Samantha, ¿Cierto? —asentí a duras penas porque jamás nadie había pronunciado mi nombre de esa manera. — Anoche me seguiste en Instagram.
Directo al grano. Mi cuello, deduje, estaba pasando al color rojo.
Antonio no sonreía y no podía recordar haber visto una foto suya con una sonrisa, y estaba segura de haber visto cada foto unas diez veces como mínimo, sobre todo al intentar detallar los tatuajes en su cuerpo. Antonio tenía unas alas dibujadas en la espalda y un escrito se encontraba en el centro de ellas, en su pecho, además, tenía el tatuaje de una especie de estrella.
Me pregunté, como se verían sus labios vistiendo una sonrisa.
— Y tú me seguiste de vuelta
— Lo sé. —Sus ojos me miraron nuevamente, con una intensidad que hicieron a mis rodillas temblar, su mirada se quedó un segundo en el horrible lunar en mi barbilla e instintivamente me lo oculté con el cabello. — ¿Que buscas, Samantha?
A ti.
¿Qué tan acosador se vería si grabara su voz diciendo mi nombre? Él lo decía lento y sin prisa, pronunciando claramente cada sílaba, como si fuese poesía.
Para mí, cualquier cosa que saliera de sus labios sonaba a poesía.
Si fuese buena escribiendo, podría escribir un libro entero sobre él y si supiera pintar, acabaría con cualquier tiza intentando desarrollar cada uno de sus perfectos rasgos. Su barbilla era tan delineada y su nariz tan fina que cualquier escultor mataría por poder esculpirlo.
Antonio ladeó su cabeza, y por primera vez pude distinguir la diversión en sus ojos.
Yo me había quedado viéndolo fijamente... otra vez.
¿Él me había preguntado algo, cierto?
Recógete la baba, Samantha.
Abrí la boca pero realmente no recordaba que era lo que él había dicho.
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Enloqueciendo con los Vilkartiz✔️
Literatura FemininaSamantha Vilchez nunca ha estado enamorada, ella ansia y desea tener un amor de cuentos de hadas. Saber qué se siente eso que todos llaman amor Y luego, Samantha lo ve a él. Antonio De Rossi, el chico misterioso que parece sacado de la mitología rom...