XXXVIII. Boca de Miel y Manos de Hiel

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Boca de Miel y Manos de Hiel


"Tus besos ausentes se vuelven hirientes"


Los días siguientes fueron extraños, Marcos ocupó el puesto del fantasma de la casa, solo que no tenia nada de Burlón. Nosotros estábamos coexistiendo, apenas...

En realidad estaba segura de que habíamos espantado al Fantasma Burlón de la casa y él se había largado a una casa más feliz.

Santos y yo nos evitábamos a toda costa, en las pocas veces que nos habíamos encontrado, daba media vuelta y huía de él tan rápido como fuese posible y cuando era inevitable nuestro encuentro, apenas y nos saludábamos sin vernos a la cara, yo me iba temprano a la universidad y me quedaba en casa de Sabrina para no verlo, y cuando regresaba a la casa, él y Marcos ya se habían ido para sus clases. Nadie nos visitaba, en la casa reinaba el silencio, era como si dentro se hubiese instalado un luto perpetuo.

Ni siquiera había robado el peluche de pollito de la habitación de Santos, que él recuperó de mi cuarto cuando me fui de la casa, y debía reconocer que era incómodo dormir sin él. Las noches se habían convertido en una especie de tortura para mí, con sueños en los que besaba a Antonio con pasión y desenfreno y en cuanto me alejaba de él su rostro cambiaba para mostrarme a Santos a su vez, con sus ojos cargados de deseo por mí.

Eran unas pesadillas que me impedían dormir y descansar porque incluso, si debía de ser totalmente sincera conmigo, era capaz de admitir que la sensación del calor de Santos y de sus brazos rodeándome para acurrucarme en él al dormir, era capaz de llenar mi cuerpo con calidez.

Me había gustado tanto que me hacia sentir un inmenso remordimiento

Y luego recordaba la frialdad de la cama y de la habitación de Antonio.

El nunca me había abrazado.

Y yo estaba volviéndome loca.

Diosito, dime la verdad ¿Estoy pagando algún tipo de karma?

Antonio no me había escrito, ni me había llamado o buscado y yo tampoco lo había hecho. Él se había mantenido apartado y era lo mínimo que podía hacer, en cuanto a Lisa...nohabía sabido más nada de ella, me llamó una vez, pero la parte herida de mí nole pudo contestar. Si ella hubiese querido de verdad hablar conmigo lo hubiesehecho hace muchísimo tiempo, no ahora que los descubrí.

Toda esta situación era un completo enredo y no sabia en que momento se iba a solucionar pero nosotros no podíamos vivir así para siempre. En algún momento, tenia que hablar con Lisa y en algún momento, Santos y yo debíamos de conversar como personas adultas y olvidar lo que sucedió.

¿Por qué lo había besado? Quería echarle toda la culpa al vino pero la verdad era que ni siquiera había estado tan borracha.

¿Fue por despecho? ¿Por la soledad que los dos sentimos en ese instante? ¿Fuepor las clases de sexo del otro día? Por la razón que haya sido no dejaba de sentirse incorrecto lo bien que se había sentido besarlo y tocarlo.

Ay sentimientos, ¿Por qué te empeñas en arruinarme la vida?

Entré a mi casa a oscuras en silencio y de nuevo, me extrañé de lo solitario que estaba todo, la casa estaba cargada de un aire tan tenue y sombrío que me erizaba los pelos. Si mi padre entrara se desmayaría por las malas vibras que reinaban.

¿Y si prendía inciensos y velas aromáticas por cada esquina?

Deja la bobería, Samantha.

Dejé mis cosas en la mesa y caminé hacia mi habitación arrastrando los pies sin molestarme en encender las luces a mi paso y con la cabeza gacha haciendo una lista mental de las cosas por las que debería de estar feliz hoy.

Enloqueciendo con los Vilkartiz✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora