VII. El que quiere besar busca la boca

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"Buscándome una entrada a tu corazón

Ya te pinté más cuadros que el mismo Vicent Van Gogh"



Antonio De Rossi ha aceptado tu solicitud de amistad

Antonio De Rossi ha solicitado seguirte.

Ser despertada por el sonido de esas dos notificaciones de tu celular en Instagram era lo más parecido al mejor de los sueños que alguna vez tendré.

En la sociedad que conformábamos hoy en día, era increíble lo feliz que podía hacerte que tu crush te aceptara en una red social.

Mi sonrisa se hizo tan inmensa como el rango de alcance de los rayos del sol. ¿Cuál era el miedo en dar el primer paso? El que quiere besar busca la boca, y yo moría por besar esa boca.

A mi padre le faltaba una taza con esa frase, era mi nueva frase favorita.

Suspiré y humo entró por mis fosas nasales...

¡Se estaba quemando la casa!

Me levanté como alma que lleva el diablo y salí corriendo de mi habitación, la cocina estaba inundada de humo, me tapé la boca alejando el humo de mi cara con la mano, una hornilla estaba encendida con fuego alto y en la sartén, que ahora estaba seca se encontraba una masa deforme más negra que el corazón de Cruela de Vil.

Solo existía una persona que pudo causar semejante desastre

— ¡Santos Sankartiz! 

Esperaba que ese no haya sido mi desayuno porque iba a morir ahorcado. Apagué la sartén sin entender la figura abstracta que había en ella, ¿Se suponía que era una arepa? Era el intento de una arepa más feo y nefasto que había observado en mi vida. Cuando Santos cumpliera años le regalaría, sin lugar a dudas, un mes gratis en un curso de cocina.

 — ¡Santos! —o en su defecto, un curso de bomberos.

Escuché un ruido en el mueble y dos segundos después Santos apareció desconcertado en la cocina

—¿Qué ocurre?

Era increíble que se quedó dormido en la sala y no se dio cuenta de nada.

—¡Casi quemas la casa! ¡Conmigo adentro!

Santos tosió por el humo y miró hacia la sartén, sus ojos se abrieron como dos huevos estrellados

—¡Mierda! Mi arepa

Así que sí se suponía que era una arepa

—El humo llegó hasta mi habitación, ¿cómo es que no te diste cuenta?

Sus dedos rascaron la parte de atrás de su cabellera y una mueca se formó en sus labios

—Me quedé dormido, fui a llevar a Sandra a su casa hace como una hora y cuando regresé tenía hambre y...

—¿Esa arepa tiene más de media hora ahí?

Él se encogió de hombros, tomando la bola deforme del sartén para echarla en la papelera

—La puse a fuego lento, lo juro, el Fantasma Burlón tuvo que subirle la llama —alcé una ceja, escéptica— Además, no dormí mucho anoche —se excusó— estuvimos...

Sacudí mi cabeza y me tapé los oídos impidiéndome seguir escuchando

—No sigas, no quiero saber. —en mi mente yo cantaba LeroLerolero cara de tetero.

Enloqueciendo con los Vilkartiz✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora