La brisa fría de la noche le recordaba a cada segundo lo solo que estaba.Le recordaba el dolor que el tiempo no lograría sanar.
Tenía la culpa.
Lo sabía.
Era su culpa que estuviera sólo, que sus intentos por separarlo dieran resultados dejándolo sólo como siempre había estado desde que nació.
Pero sabía que estaba mejor así, las cosas no mejorían si hubiera aceptado su destino.
Si hubiera aceptado a su alfa como le fue dado por la madre luna el dolor y el sufrimiento sería peor.
Sus padres se encargarían de destrozar su amor y felicidad, no dudarían ni un segundo en acabar con su todo.
Pero ¿que era felicidad?
¿Qué era realmente el amor?
Ni siquiera eso sabía.
Las muestras de amor no existían para él, desde que nació su vida fue así.
Sola.
Vacía.
Sin amor
Sin cariño.
Sin nada.
Realmente creía que su felicidad llegaría el mismo día que su muerte se presentara.
Observó a través del cristal como el alfa pelinegro entraba a la pequeña tienda que aún mantenía sus puertas abiertas, los ventanales dejaban entre ver cientos de accesorios para dibujar; entre acuarelas, pinceles, cuadernos, brochas y más.
Esperó paciente a que el alfa saliera de la tienda. Los vidrios siempre permanecieron subidos, su chofer esperaba paciente estacionado una calle antes de la tienda.
Varias personas transitaban las calles sin prestar atención a su alrededor, sus mentes inertes en el trabajo, deudas y compromisos, y probablemente en el descanso que querían en esos momentos, todos en sus propios mundos.
Comprendía perfectamente aquello.
La misma emoción que albergaba su cuerpo.
Miró el reloj de mano y se dio cuenta que ya era tarde, en una hora tenía una cena muy importante con uno de sus socios para la realización una nueva sucursal.
Una inversión millonaria que demostraría su ingenio en los negocios y la próxima libertad de sus padres.
Si conseguía que ese proyecto fuera realizado ya no dependería de sus padres nunca más.
Suspiró una vez más observando la puerta del local, esta se abrió revelando la figura del alfa.
En sus manos llevaba dos bolsas de papel, lo miró acurrucarse en abrigo y emprender su camino.
El chofer encendió el auto siguiendo muy por detrás a Yoongi, Suho eran sin duda el único que sabía sus secretos.
La única persona que podía considerar amigo y confidente. Suho sabía todo lo ocurrido con Yoongi y el motivó de sus decisiones por lo que sabía exactamente que haber en esos momentos.
Pasaron calles y cuadras siguiéndolo hasta que llego a su destino, lo vio sacar las llaves y abrir la puerta.
¿Esa no era su casa?
¿Se habían mudado?
La última vez que lo siguió desde la distancia había entrado a otra casa, una cuadra después a la que ahora se adentro.
—Cambió de casa.—comentó observando como la luz del segundo piso de encendía.
—Eso parece. — comentó Suho.
Sabía que no tenía el derecho de siquiera mirarlo como lo estaba mirando pero lo hacia.
A pesar de todo sentía que tenía el derecho de saber de él aunque sólo fuera para saber si estaba bien, tenía muy presente todo el dolor que le había causado ese día, las palabras vacías y devastadoras que profesó para alejarlo de él.
Y sabía perfectamente que Yoongi lo odiaba.
Que lo aborrece con toda el alma por lo que le hizo y lo acepta, sabía que lo mejor era eso, era mejor saber que lo odiaba a cargar con el peso de la conciencia.
—Alguien esta saliendo. — parpadeó consciente de las palabras de Suho y confirmó que era verdad, alguien salía se la casa.
Era Yoongi y un omega.
El alfa lo tomaba del brazo, sosteniéndolo con delicadeza mientras se sentaban sobre los escalones de madera frente a la casa.
El omega portaba un gran gorro rosa y una bufanda azul grande cubriendo casi toda su cara.
Sintió algo de curiosidad saber quien era.
Observó atento como Yoongi conversaba de algo que no entendía a la distancia y como el omega le escuchaba atento.
Analizó la cercanía que mantenían y la singular aura que portaban, había algo en ellos que lo hacían parecer tan íntimo y tan cercano.
Esperó paciente el segundo movimiento.
El pequeño jardín hacia el escenario más íntimo y privado, las pocas flores revelaban que el invierno estaba cerca.
Miro rápidamente su reloj y regreso la mirada a Yoongi, ahora las manos de ambos estaban unidas.
Sintió algo en su interior removerse cuando de pronto Yoongi se acercó al omega y le beso en la frente, en un acto de cariño y confort, sintió celos y un dolor en el corazón cuando los vio abrazarse tan íntimamente.
En ese momento comprendió que ya era demasiado tarde.
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BLUE 💜 Yoontae💜
FanfictionLibro 3 Aveces las circunstancias hacen que el destino de ciertas personas cambien. #22 Yoontae #12 Yoontae #9 Yoontae #7 Yoontae #Yoontae #Taehyung #Yoongi #Omegaverse #Dolor #Sufrimiento •Historia original. •100% mía. •Prohibida su adaptación y/o...