♣¿Casualidad o destino?♣

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El viento frío de invierno golpeó su rostro una vez que bajo del auto, sus tacones altos sonaron al contraste en el momento en que piso el cemento a sus pies.

Acomodo sus gafas evitando que alguien la reconociera y tomó su bolso colgándolo en su hombro.

— Por aquí, por favor. — le informó la beta que sería de ahora en adelante su asistente personal.

— Gracias, Sowon. — escuchó el sonido de la puerta del auto siendo cerrada a sus espaldas.

Las puertas dobles de vidrio fueron abiertas de par en par y varios de los empleados salieron a recibirla.

Cosas que eran realmente innecesarias.

Camino con discreción y elegancia, su padre le había dicho que las primeras impresiones eran muy importantes para cualquier persona en cualquier lugar. Era como su tarjeta de presentación y claro que lo sabía muy bien.

Realmente no le gustaban las excentricidades pero tenia que hacer uso de ellas, era la hija de uno de los matrimonios más importares y respetados del país. Amaba con toda el alma a su familia y estaba orgullosa de ser parte de ella y por ello mismo sabía que tenía que afrontar las consecuencias de su destino.

Días atrás su madre le había dicho que ya era hora de que empezará a inmiscuirse en los asuntos de sus empresas y negocios, sabía que ese día llegaría y realmente quería aprender todo lo que tuviera en sus manos y a su alcance.

Sus padres sabían de su visita ese día por lo que estaba algo calmada, muy pocas veces había ido a la empresa, y sólo de visita, por ello se sentía algo ansiosa y preocupada.

Todos los empleados le saludaron con una reverencia mientras seguía su camino, saludo a cada uno de ellos y subió al ascensor.

Sowon le hacia compañía a su lado lo que le tranquilizaba un poco, conocía a la beta. Eran compañeras en algunas clases de la universidad, lo que había llamado su atención. Era muy inteligente, práctica y sencilla, días atrás había escuchado que necesitaba trabajo y dinero para algunas cosas que no entendió y coincidió con la petición de sus padres por lo que no dudo en reclutarla para su equipo..

Estaba empezando y quería hacerlo a su manera y con sus propios medios.
Gracias a su trabajo en el restaurante de los Min había aprendido muchas cosas, su forma de pensar había cambiado más de lo que ya lo era y lo agradecía infinitamente.

— Estoy nervosa. — comentó observando los números en el teclado del ascensor colorearse de rojo.

— Es normal, pero se que puede con todo esto. — sonrió agradecida antes de que el ascensor abriera sus puertas.

Con algo de calma avanzó en dirección a la oficina de su madre. Los grandes ventanales de cristal le intimidaron un poco pero trato de que no le afectara.

Sentía que algo iba a pasar, su omega estaba más despierto que usualmente y eso le asustaba un poco.

Sin comprenderlo un aroma peculiar llamó su atención, era suave pero fuerte a la vez, realmente difícil de comprender.

Tocó la puerta una vez escuchando un "pase" de su madre. Abrió la puerta sintiendo el aroma más fuerte. Pudiendo identificar el esquisto aroma a roble y algo de almizcle

¿Roble y almizcle?

Rara combinación.

— Cariño, ven aquí. — algo aturdida avanzó a donde su madre le llamaba.
Pudo identificar a un hombre de espaldas a ella, cabello rubio.

—C–claro. — se acercó con pasos lentos y temblorosos.

Sentía que algo no estaba bien.

Su corazón latía desenfrenado contra su pecho y sus manos sudaban demasiado, sus piernas temblaban y sentía que ese aroma calaba en su interior, inquietando a su lobo al mismo que la aturdía.

— ¿Estas bien? ¿Que te ocurre cariño? — escuchó a la lejanía a su hablarle pero no podía responder, su garganta la sentía obstruida por algo que no entendía.

Lo vio.

Cuando el extraño hombre se levantó y se giró para saludarla.

Sus ojos azules como el cielo.

Tan azules que creyó sumergirse en mar.

El aroma se intensificó haciendo que su omega gimoteara feliz y dichoso..

Estaba ahí.

Su compañero.

La parte que le faltaba en su vida, su mitad.

— A–alfa. —Susurro sintiendo como sus lágrimas bajaban de sus ojos, sintiendo una paz inmensa.

Una felicidad enorme.

Y una dicha que nunca hubiese imaginado.

— Mi omega. — la voz de su alfa era gruesa, pausada y profunda.

Su omega aulló de felicidad al encontrar a su compañero. Su otra mitad y la razón de su existencia.

No lo habla buscando pero lo había encontrado.

— Señor Kim, creó que en otro momento nos reuniremos para acordar la entrevista. Hyuna cariño creó que deben hablar y conocer se. Después hablamos. — no podía responder por lo que asintió con un pequeño movimiento de cabeza.

Sentía su cuerpo débil.

Frágil.

Como si estuviera flotando.

Su mundo se había esfumado soló para ver u enfocarse en su alfa. Era hermoso.

Alto.

Guapo.

Masculino.

Y era de ella.

Realmente su tipo.

Unos ojos increíbles y una nariz pequeña pero bonita..
Su piel era algo blanca, no del todo, sólo un poco, pareciera bronceada.

— H–hola. — le saludo el alfa con una pequeña sonrisa. Su corazón latió con tanta fuerza que creyó se le saldría del pecho.

— Hola.. — devolvió el saludo acercándose más al sofá donde su alfa estaba.

— Creó que estoy soñando, creó que.. creó que soy demasiado afortunado al encontrarte. — tomó asiento sintiendo sus piernas flaquear. — Soy un tonto, permiteme presentarme. Mi llamó Kim Hyo–Jong, s–soy tu alfa. — sonrió enternecida cuando miró a su alfa tenderle su mano.

—Y–yo, no te preocupes... S–soy, me llamo Hyuna, Kim Hyuna, alfa.

BLUE 💜 Yoontae💜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora