♣Cajas♣

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Su lobo estaba triste, lleno de anticipación y miedo, no sabía porque pero lo sentía, quería con todas sus fuerzas que ese sentimiento se dispara de su organismo.

Estaba sólo, sus padres no estaban y Yoongi tampoco, la casa estaba vacía, sólo y fría, su habitación nunca antes se había sentido así.

Tan abandonada y desconocida.

Sentía que algo le faltaba para estar bien, para que sus miedos y preocupaciones rodaran de su cuerpo y pudiera estar bien.

Quería con toda el alma regresar a su vida, continuar con la rutina que tenía antes de que todo ocurriera, que los malestares y dolores nunca los hubiera sentido ni conocido.

Ahora mismo se imaginaba en sus actividades anteriores, en la vida que anhelaba llevar y que lastimosamente no podría hacerlo nunca. Su destino había dado un giro totalmente diferente, un camino lleno de veredas, callejones y salidas que habían conformado otro destino.

No sabía adonde le llevaría su nueva vida, pero tenía la esperanza de iniciar de nuevo.

Gracias a Yoongi, los médicos y los dioses había tenido otra oportunidad de renacer, de vivir y forjar una nueva vida, un destino diferente, con oportunidades nuevas y llenas de proyectos mejores y diferentes.

Creía que su nueva oportunidad de vivir le traería una nueva oportunidad de ser feliz, y rogaba por eso.

Quería que los problemas y dolores por fin cesaran, que todo el dolor que sintió y aún sentía dejaran de doler y de lastimar, que los nuevos sucesos y momentos fueran llenos de paz, de tranquilidad, sin preocupaciones pero sobre todo de amor y cariño.

Entendía perfectamente que su relación con Yoongi era diferente a la de cualquier persona y por ello mismo sabía que las cosas entre ellos sería muy diferentes. Tal vez y nunca lograban conformarse como una verdadera pareja pero creí en el fondo que si ambos pusieran de su parte –probablemente – las cosas mejorarían entre ellos.

A Yoongi no lo amaba, lo estimaba y le tenía mucho cariño y agradecimiento pero amor era otra cosa, su lado humano no tenía otro tipo de sentimientos por el, pero su omega ya lo había aceptado como su alfa, como la única persona que respetaría y amaría en esta vida y quizás en las próximas, de eso no estaba seguro.

Era realmente muy extraño y difícil de comprender como había sucedido aquello, los médicos le habían dicho que el proceso era lento y que tardaría en aceptar al alfa de Yoongi como pareja de su omega pero en la realidad su unión se habían dado contrario a lo que los médicos propusieron.

No lograba comprenderlo pero lo aceptaba.

Aceptaba el hecho de ser el omega de Yoongi con todo su dañado y roto corazón, aceptaba tenerlo como pareja y quería realmente, anhelaba que con el tiempo lograra amarlo.

No ahora.

En un futuro, porque primero quería recuperarse, sanar tanto física como mentalmente, quería llegar amarlo como a un destinado se le ama porque se había dado cuenta de que Yoongi era el tipo de alfa que realmente quería en su vida, que deseó conocer antes que a ese alfa.

En el tiempo que estuvieron en el hospital logró conocer lo un poco mejor, unos cuentos gustos, sueños, anhelos y al igual que lo gran persona que era, la forma de protegerlo y cuidarlo cuando no era necesario.

La vida que le había tocado vivir a Yoongi no se la merecía, ni él tampoco pero creía que tal vez con el tiempo las cosas cambiaran, que ambos pudieran sanar sus corazones, aliviar sus penas y empezar de nuevo.

Se acomodó mejor contra el respaldo de la cama y observó las cajas azules que permanecían en la esquina de su habitación.

No sabía porqué aún las tenía.

Antes de que colapsara por primera vez las había amontonado y empaquetado para tirarlas pero no tuvo tiempo para hacerlo. Y ahora que lo tenía lo quería hacer, quería deshacerse de todos y cada uno de los recuerdos que le recordaran su sufrimiento, su pasado. Recuerdos que debió deshacerse de ellos desde el primer momento.

Levantándose de la cama, se bajo de ella y se colocó las pantuflas, con pasos lentos y un poco seguros se acercó a donde las cajas pertenecían, sin querer abrir ninguna tomó todas las cajas y las estivo para que de un sólo viaje se desaciera de ellas.

El peso era poco pero le era incómodo cargar con ellas.

Con pasos lentos emprendió su camino y recorrió lo que le faltaba para salir de su cuarto, bajo los escalones de uno en uno con mucho cuidado evitando lastimarse o agitarse en el proceso.

Al llegar al piso de abajo logró respirar con anormalidad, descansó unos cuantos segundos contra la pared de la sala y seguí con su recorrido.

Al llegar a la puerta principal sus pasos se de tuvieron, la puerta fue abierta revelando la figura de quien se estaba acostumbrando ver cada día.

—Hola — le saludo entrando y dejando las lleves de su casa sobre un mueble de madera.

Bajo la mirada tratando de buscar la forma de desocupar sus manos y saludarle con una de ellas.

—Parese pesado, ¿las vas a tirar?— respondió asertivamente con un movimiento de cabeza.

Sus brazos y manos fueron desocupados en el mismo momento en el que respondía, avergonzado miro como Yoongi cargaba con sus cajas y salia de la casa con ellas en sus manos.

Se acercó más a la puerta y observó como el alfa tiraba las cajas en un contenedor de basura de su propia casa.

Respiro prolongadamente observando como Yoongi regresa a él con el semblante indescifrable, pasos firmes y seguros al igual que el aura llena de algo que no supo como entender.

La puerta fue cerrada tras la espalda de Yoongi y su figura fue colocada delante de él.

—No deberías estar de pie y mucho menos cargar cosas pesadas. —le reprendió Yoongi acercándose más a él.

—Te puedes lastimar— quería decir que era mentirá, que no le pasaría nada pero no lo podía hacer, su voz no salía por más que intentará hacerlo.

Sin poder siquiera moverse los brazos de Yoongi lo alzaron y cargaron al estilo nupcial y lo subió por las escaleras de regreso a su habitación.

Su rostro lo podía sentir caliente y la vergüenza inundarlo pero no podía protestar contra ello.

BLUE 💜 Yoontae💜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora