Capítulo 31: Celos y envidia... ¿Hay alguna diferencia? II Parte.
Declaimer: Como siempre... Bla, bla, bla, bla, bla, bla... Los personajes de YU – GI – OH!, "No me pertenecen"... Chiquiris maquiris, son propiedad de su respectivo autor, abra cadabra, solamente hago este fic porque me encanta escribir, y que ustedes se diviertan de mis locuras... Es mi manera de expresar lo que siento, y tener la dicha de poderlo compartir con todos mis lectores...
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Horas más tarde...
¿Cómo te fue en la escuela Ryou?
Muy bien hermano.
Que bien Ryou, me alegra. Hay algo que quiero decirte.
¿Qué cosa hermano?
Hablé con la Psicóloga de tu amigo y me dijo que no había ningún problema en que lo fueras a visitar.
¿De verdad? También le preguntaste si pueden venir mis amigos.
Así es, ellos podrán visitarlo, es más me sugirió que lo mejor sería que fueran todos juntos a verlo.
¡Hermano! Que agradable noticia. ¿Cuándo iremos?
Si no me equivoco, dentro de dos semanas.
¡Qué bien! Mañana les contaré a mis amigos, muchas gracias Marik.
No hay de que Ryou.
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Otro joven estaba llegando a su casa, esta vez no fue recibido por nadie ya que su abuelo había salido a comprar más mercadería para su negocio, en cuanto subió a su habitación, el teléfono sonó.
Hola...
Yūgi. – Se escuchó del otro lado del teléfono.
Mi amor, no esperaba tu llamada.
Solamente se escuchaba un inmenso silencio, la otra persona se le hacía bien difícil articular palabra.
Yami, ¿qué sucede? ¿Pasa algo?
Perdóname Yūgi, pero no podré verte en una semana.
El menor sintió como si le hubiesen tirado un balde con agua fría y cubos de hielo al mismo tiempo.
¿Por qué me dices eso amor? – Comenzaba a llorar.
Mi madre me ha prohibido verte. – Su voz sonaba triste.
¿Por qué? Pensé que le caía bien.
Escúchame, no es tu culpa. Anoche llegué un poco ebrio a la casa y ella se molestó, pero aunque me haya prohibido verte te prometo que te llamaré todos los días por teléfono.
Está bien Yami, pero prométeme que no te olvidarás de mí. – Su llanto se escuchaba cada vez más fuerte.
Eso nunca mi niño, jamás me olvidaría de ti. Discúlpame, debo colgar.
De acuerdo, cuídate mucho y no olvides que te amo.
Gracias mi vida, yo igual te amo mucho.
En cuanto el menor colgó el teléfono, se sentó en la cama a llorar, no podía creer que no vería a su novio en toda una semana.
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Gracias por venir a almorzar conmigo a mi mansión.
No tienes nada que agradecer Mokuba.
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Los Ojos ... Son El Reflejo del Alma ...
RomanceADVERTENCIA: Esta historia va estar basado en hechos reales, sucesos que a diario se viven en mi país, o en cualquier parte del mundo de cómo los niños son maltratados y golpeados por sus padres y no le dan ni la mínima atención que ellos necesitan.