–... y hablando de sorpresas...–continuó Olivia en tono triunfante, mirando a Mauricio con una leve sonrisa.
Mauricio escuchó atentamente cada palabra que Olivia había pronunciado, pero no pudo sacar su mirada de la mujer que acababa de entrar al salón. Aun así, de pronto tomó conciencia de quien estaba a su lado y trató de no demostrar ningún sentimiento, ninguna emoción que pudiera señalar el interés que había despertado en él esa mujer. Olivia poseía la capacidad de descubrirlos de inmediato y siempre los usaba en su contra.
– ¿Esa es tu nueva... sorpresa?–Preguntó Mauricio con cautela mirando nuevamente a la fotógrafa–Debo reconocer que es bellísima, pero... creo que deberías pensar en cosas más importantes. No es tan impresionante–Respondió pretendiendo restarle interés a la belleza que acababa de llegar.
–Mi querido Mauricio–Dijo Olivia en tono suave y seductor, pero que solo era una fachada para esconder su irritación–Si te detuvieras a mirarla verías mucho más que un rostro y un cuerpo perfecto.
–En ese caso, si te importa tanto que lo descubra, dame la oportunidad de conocerla–Expresó de manera inocente.
Olivia rompió en carcajadas, pero lo hizo con tanto estilo, que fue un sonido agradable y tentador, apoyó su mano en el brazo de Mauricio y lo presionó suavemente pero con firmeza. Lo miró a los ojos y sonrió, pero su sonrisa era más una mueca que una expresión divertida.
– ¿Es que acaso no me conoces? A estas alturas deberías hacerlo.
–Te conozco lo suficiente... muy a mi pesar.
– No seas rencoroso, no remuevas viejas historias.
– Nunca lo haría, ya que sé que no tenes conciencia ni mucho menos remordimientos por lo que haces.
–Entonces, si me conoces tanto, deberías saber que nunca la traería sin haberla hecho firmar un contrato de trabajo y de exclusividad.
–Sos perversa Olivia–La acusó Mauricio acercando su rostro al suyo, ese rostro al que Mauricio odiaba tanto–y creo que cada día que pasa te divierte más serlo. Dispones de tanta belleza, mostrarla y no ser capaz de compartirla–Terminó tomando la mano que ella tenía todavía sobre su brazo, y la apretó con firmeza.
Tuvo que poner mucho de sí para no dejar escapar esa furia que por mucho tiempo había tenido contenida, para que no saliera de forma intempestiva. Hubiera deseado que Olivia fuera hombre, entonces otra hubiera sido la historia. Pero nada de eso le podía servir, no cuando Olivia no tenía nada que perder. Todavía.
Olivia sonrió porque malinterpretó la actitud de Mauricio, la conocía bien, él ya conocía sus gustos y todavía no podía creer que siguiera insistiendo en esa vieja historia de cuando quiso seducirla, y él se había llevado la sorpresa de su vida al enterarse de sus apetencias sexuales.
–Yo seré perversa pero vos seguís siendo el mismo ingenuo de siempre–Dijo soltándose de su mano con un fuerte tirón–Hace falta mucho más que un cuerpo y un rostro tan perfectos como el tuyo–Dijo mirando en dirección a Marina y Mauricio hizo lo mismo comprendiendo con satisfacción por el dato que Olivia le acababa de dar. Su nueva adquisición era mucho más que un producto de su estudio fotográfico.
–Entiendo... Se reconocer una derrota cuando la veo– Dijo con una expresión casi melancólica– De todas maneras no te vayas sin antes presentármela.
Olivia sonrió comprobando que a Mauricio le había quedado claro que había marcado territorio y que Marina le pertenecía.
–Como quieras–Respondió con frialdad–Y ahora voy a hablar con el resto de los invitados, hace rato que estoy hablando con vos y la gente va a pensar que entre nosotros hay algo.
– ¡El cielo no lo permita!–respondió con una sonrisa maliciosa.
Pero su sonrisa se congeló en su rostro cuando Olivia lo dejó solo. La maldijo mil veces y trató de controlar la furia que se había despertado en él de solo tenerla a su lado. Mauricio procuraba mantener su odio por ella a raya, aunque tenía que reconocer que últimamente ya poco podía hacer para contenerlo.
Mauricio vio como Olivia se alejaba hacia un grupo de personas y luego dirigió su mirada a la nueva adquisición de su competidora número uno. A su única competidora, a la que había decidido destruir en todas las formas posibles.
Se vengaría de Olivia y robarle su nueva adquisición sería hasta casi divertido y una buena manera de comenzar a tomarse revancha. Porque esto recién comenzaba.
Seduciría a la modelo, eso no sería un problema para él, sin importarle quien fuera, sería un instrumento para llegar hasta la fotógrafa. Le serviría para desquitarse, haría lo necesario, sin importarle a quien dejara en su camino, hasta era capaz de vender su alma al diablo para poder desbaratar todos sus planes. Haría lo que fuera.
Volvió a tomar control de sí mismo y mucho más sosegado volvió a mirar a la modelo. En ese momento algo sucedió.
No fue su mirada de experto lo que juzgó a esa mujer, no fue su mirada a través de la lente de su cámara, la que imaginó a la modelo en una sesión fotográfica, no fue el hombre que no podía dejar de seducir a cuanta mujer hermosa pasara por sus manos para llevarla a la cama.
Fue él, Mauricio Robles, el hombre que había muy en el fondo de su ser y que nadie conocía, el hombre que estaba mirando caminar por el salón de fiestas del Hotel Hilton, a la mujer más hermosa y espectacular que había visto en su vida.
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La traición esta de moda
RomanceNada es lo que parece, sobre todo en el mundo de la moda. Cuando Marina ingreso a ese increíble universo de la mano de la prestigiosa fotógrafa Olivia Giuliani, nada le hizo suponer que su vida cambiaría para siempre . La lealtad y la confianza era...