– ¿Estás segura que podes con ella?–Preguntó Lucía mientras bebía un sorbo del vino blanco dulce que Eugenia le había servido.
–Muy segura, aunque debo admitir que es como me habías dicho y mucho más en todos los sentidos.
Eugenia salía de su cocina y entraba en la sala en donde Lucía estaba cómodamente sentada en un sillón. Habían ordenado pizza para la cena y mientras esperaban habían decidido tomar una copa de vino.
–No quiero que corras riesgos, eso es todo. No sé cómo Olivia puede llegar a reaccionar cuando se entere que estuviste burlándote de ella. Y lo que es peor aún, que sos hermana de Marina.
–No te preocupes–Eugenia puso una mano sobre el hombro de Lucía y la apretó suavemente dándole confianza– Solo serán una o dos salidas más como mucho. Aunque no lo creas Olivia está comiendo de mi mano, lo que significa que falta muy poco para confesarle la verdad, y luego voy a desaparecer de su vida tan rápido como un día aparecí.
–Deberías tener cuidado. Olivia es un ser despreciable. Yo no estaría tan segura de nada con respecto a ella.
– ¿Y qué puede hacerme? ¿De qué puede acusarme? ¿De mentirosa, de manipuladora? Si vamos al caso ella se lleva el premio mayor.
–Pero aun así anda con cuidado. Con Olivia uno nunca sabe. Tiene involucrados sus sentimientos, y eso no es poca cosa.
–Eso es quedarse un poco corta. ¿Te imaginas lo que va a sentir cuando sepa quién soy y que además soy tu amiga?
–No sé ella, pero yo solo satisfacción–Y las dos se echaron a reír.
Luego de brindar y de beber otro trago del excelente vino, Eugenia miró a su amiga y pudo leer en su mirada preocupación.
–No quiero que te preocupes, solo un par de citas más. Quiero buscar el momento preciso, tener la seguridad de que nuestra victoria sea absoluta. No voy a parar hasta verla humillada.
–Amen–Rezó Lucía mientras llevaba su copa hacia la de Eugenia en señal de brindis.
–Por nuestros hermanos–Brindó Eugenia sin poder evitar que un cálido estremecimiento rodeara su corazón.
–Por nuestra amistad–Repuso Lucía.
Las dos brindaron en silencio hasta que Lucía no pudo dejar de expresar su preocupación.
–Sé que sos una de las mujeres más audaces y astutas que conozco, pero voy a pedirte que tengas cuidado. Nunca subestimes a Olivia–repitió.
–Lo haré y para tu tranquilidad voy a confesarte que jamás subestimo a nadie. Y mucho menos a Olivia Giuliani.
Eugenia había recibido varias llamadas de Olivia los días posteriores, pero en ninguna de ellas mencionaba la posibilidad de encontrarse. Era como que de alguna manera Olivia hubiera entrado en el juego y manejara la seducción hasta el punto de querer aumentar la ansiedad de un próximo encuentro.
Manipulaba cada palabra como si fuera una caricia, sugiriendo, fascinando, envolviendo con su encanto pretendiendo dejar atrapada a Eugenia en una suave tela de araña, que al final solía ser mortal.
Pero aun así la abogada, que había llegado al punto en que había comenzado a disfrutar de todo este juego, quería hacer una apuesta más fuerte, y un encuentro casual le pareció de lo más apropiado.
Nuevamente Eugenia no se sorprendió al encontrar a Olivia en el lugar que Lucía le había indicado. Un salón de belleza situado estratégicamente en el centro de la ciudad, era el lugar en donde cada semana la fotógrafa se daba cita. La misma Lucía concurría a ese local y había coincido con Olivia en varias oportunidades, una eventualidad que no podían desperdiciar.
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La traición esta de moda
RomanceNada es lo que parece, sobre todo en el mundo de la moda. Cuando Marina ingreso a ese increíble universo de la mano de la prestigiosa fotógrafa Olivia Giuliani, nada le hizo suponer que su vida cambiaría para siempre . La lealtad y la confianza era...