– ¿En el Hilton?–Le preguntó Marina a Paula mientras mantenían una conversación
telefónica, durante la cual también trataba de controlar los fuertes latidos de su corazón.
Había pasado más de una semana desde su último encuentro con Mauricio y a pesar de que Marina sentía desgarrarse por dentro, trató por todos los medios de controlar cada gesto, cada estado de ánimo, cada pensamiento, para así, como una gran profesional, exponer su imagen ante la cámara de Olivia sin que nadie pudiera darse cuenta lo que sentía en su interior.
Solo ella lo sabía. Solo ella sabía que durante el día todo ese esfuerzo valía la pena para seguir adelante, pero durante las noches, cuando las luces de la casa de su hermana se apagaban, también lo hacían sus fuerzas, dándole paso a la tristeza y al dolor, que como habían cobrado fuerzas, recorrían su alma destrozándola por dentro.
Era muy extraño lo que le sucedía, porque la lucha interna que se libraba en ella solo dejaba devastación y a su vez renacía de ella una fuerza inusitada.
Por un lado sentía una furia incontrolable, algo que nunca había sentido en su vida. La traición de Mauricio había despertado en ella sentimientos de los cuales no se sentía orgullosa. Y tanto así eran de intensos que al no saber canalizarlos, temía que pudieran destruirla. Su bronca pasaba por distintos estados e iba dirigida no solo a Mauricio por haberla traicionado, engañado y mentido, sino contra ella misma por haber creído y confiado en él como nunca lo había hecho con nadie que no hubiera sido su abuela y su hermana.
Pero luego llegaba la peor parte, porque cuando por su alma pasaban la ira y la rabia derribando las vallas de contención, quedaban sus sentimientos, esos que dolían más que cualquier otros, esos que golpeaban a su corazón aletargado como si quisieran despertarlo, contra los que luchaba su cuerpo al recordar todo lo que Mauricio había despertado en ella y lo que la hacía sentir. Y era ahí, cuando con silenciosas lágrimas en los ojos pedía al cielo con todas sus fuerzas, la capacidad de poder cambiar sus sentimientos, porque necesitaba empezar a odiarlo tanto como lo amaba.
Pero el destino parecía empeñarse en ponerla a prueba una y otra vez y un coctel en el Hilton era una de las peores, con todo lo que eso implicaba.
–Sí Marina, el Hilton–Dijo Paula casi con impaciencia– ¿Tenes algún inconveniente?
–No... Ninguno, ahí estaré–Respondió tratando que no se notase la resignación en su voz.
Había estado trabajando con intensidad los últimos días, hasta había estado agradecida de que Olivia hubiera llenado su agenda, completándola con largas jornadas de trabajo. Había estado en otros eventos las últimas noches mirando siempre a su alrededor, buscando o tratando de adivinar el momento en donde esa mirada azul la conmoviera, haciendo que su cuerpo temblara de expectativa, esa sensación que solo él podía hacerle sentir.
Pero Mauricio no solo había desaparecido, sino que tampoco había vuelto a llamarla ni siquiera había tratado de comunicarse por mensaje. Pero de algo estaba segura. Mauricio aparecería esta noche y el Hilton era el escenario que él había estado esperando.
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La traición esta de moda
RomanceNada es lo que parece, sobre todo en el mundo de la moda. Cuando Marina ingreso a ese increíble universo de la mano de la prestigiosa fotógrafa Olivia Giuliani, nada le hizo suponer que su vida cambiaría para siempre . La lealtad y la confianza era...