Epílogo

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El calor en Buenos Aires comenzaba a ser agobiante y a pesar de que el verano recién se iniciaba, ya se podía vislumbrar que la estación más esperada del año iba ser un infierno en todo el sentido de la palabra. Por suerte para Eugenia había decidido irse de vacaciones todo el mes de enero en la que se iniciaba la feria judicial. Es por eso que después recibir el año nuevo partiría hacia el mar en donde era posible que pasara unos días en compañía de Lucía de la cual se había hecho muy amiga.

Todo iba sobre su curso normal, su vida y su trabajo y el saber que ahora tenía una nueva familia con la que podía contar, la hacía muy feliz. Claro que lo que no podía manejar era la forma en que extrañaba a Marina.

Por suerte ella se encargaba de mandarle un mail de vez en cuando informándole en que parte de este mundo se encontraban y lo que era más importante para Eugenia, Marina la ponía al tanto de cómo iba creciendo su hijo.

Cada día cuando llegaba a su departamento llamaba a Lucía, como habían quedado, para ver si tenía noticias de los viajeros. Como ellas los llamaban. También chequeaba su computadora, ya que Marina muchas veces, en el transcurso de los últimos cinco meses, le había escrito unas líneas anunciándole de lo bien que iba su embarazo y de cada uno de los lugares en donde habían estado.

Y esa noche, al llegar a su departamento, un nuevo mail la estaba esperando.

Lo primero que hizo fue abrir en datos adjuntos para poder ver las fotografías. Todas y cada una de las imágenes que Marina le iba enviando eran con el único propósito de que su hermana no se perdiera de la evolución de su embarazo. Pera en esta última, en donde su embarazo ya se hacía más que evidente, no solo era que Marina ya mostraba su dulce vientre abultado, sino que su imagen irradiaba una completa felicidad.

Hermanita:

¿Crees que podría ser más feliz? No lo creo. Aunque muchas veces pienso que me asusta tanta felicidad. Seguro que estarás pensando que soy una tonta y de verdad es que es así muchas veces como me siento.

El otro día Mauricio me encontró llorando y casi se muere de la desesperación. ¡Pobrecito! No pude hacerle entender que nada me pasaba, que solo eran lágrimas de felicidad.

¿Pero cómo no voy a ser feliz?

Mi hijo/a está creciendo fuerte y sano, Mauricio está pendiente de hasta el aire que respiro y aunque ya lo sé, me repite una y otra vez lo importante que soy para él.

¿Qué más puedo pedir hermanita?

Solo hay algo que muchas veces me hace ruido en el corazón y es que te extraño mucho. Me faltan tus palabras y tu confianza y todo eso maravilloso que admiro en vos.

Sé que siempre estuviste preocupada por mí, pero ahora debo decirte que de lo único que quiero que te preocupes es por tu propia felicidad. ¡Y ya sabes a lo que me refiero!

Falta poco para vernos y voy a estar contando los días hasta que ese momento llegue. Igual, a pesar de la distancia siento que siempre estás conmigo. Siempre cuando te extraño demasiado pienso en ese lazo que nos une y me hace sentir mucho mejor. Lo siento en mi corazón. "Vos y yo juntas para siempre" ¿Te acordas?

Nos vemos prontito.

Tu hermanita.

Marina.

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Gracias por el apoyo a lo largo de toda la historia. Espero que les haya gustado tanto como a mí escribirla. Gracias por sus hermosos comentarios, valoro cada uno. Eso me estimula a seguir adelante.

Nos vemos muy pronto en otra historia!!!!

Gracias

Norma


La traición esta de modaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora