Capítulo 22

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–Decime por favor que vos no preparaste todo esto–Dijo marina cuando estaban sentados uno frente al otro en la pequeña mesa de la cocina con una increíble bandeja recién sacada del horno–Decime por favor que no es cierto y así podré sacarme esta idea que tengo rondando en mi cabeza.

–Y ¿Cuál es esa idea?–Preguntó realmente intrigado mientras le entregaba un plato con una porción de pescado, papas y verdura.

–Sospecho que puedas ser perfecto.

Mauricio sonrió levemente avergonzado porque todavía no estaba acostumbrado a la avasallante sinceridad de Marina.

–No, no lo prepare yo–Dijo divertido.

– ¡Ah! Eso me deja más tranquila–Dijo suspirando de alivio, aunque ella sabía que siempre había una excepción a la regla.

– ¿Se puede saber que tenes en contra de la perfección?

–Nada, porque sé que no existe.

Mauricio se quedó mirándola, más bien devorándola con la mirada.

–No, no, no. No me mires así y no te atrevas a decirlo.

– ¿Qué?–Dijo pecando de inocente.

–No soy perfecta y además te advierto que puedo llegar a tener más defectos de los que te puedas imaginar. Más de los que puedas contar–agregó para afirmarlo.

Mauricio suspiró profundamente y luego hizo un ademán de impaciencia con sus manos.

–Entonces me concentraré en ellos y creo que será divertido buscarlos.

–Tal vez, eso depende–Contestó con voz seductora.

– ¿Depende de qué?–Preguntó Mauricio cada vez más encantado y seducido por Marina.

–Depende de donde busques–Y los dos terminaron riendo, este juego sería más divertido y excitante de lo que habían imaginado.

La conversación durante la cena fue como la de dos amigos que hacía mucho que no se veían, nada había quedado de aquellos sentimientos y de esas emociones que habían atormentado a Marina en las últimas horas. Mauricio fue capaz de alejarlas, por lo menos por un tiempo. Hablaron de sus trabajos, sus infancias, estudios y familias. Para bien o para mal, lo bueno o lo malo era parte de sus vidas y de su pasado, y eso nadie podía cambiarlo.

Marina se sorprendió al escuchar que había sido un alumno muy aplicado tanto en el colegio primario como en el secundario, pero no se sorprendió al escuchar que había tenido una pésima conducta. Se rió de las barbaridades que había hecho en la escuela y de las penitencias que su madre le imponía como castigo. Claro que por ninguna de ellas escarmentaba, porque bien pasado un tiempo volvía a hacer de las suyas.

No fue difícil para Marina poder imaginarlo en la primaria, vestido con un uniforme muy formal, rodeado de un ambiente en donde el colegio lo único que promulgaba era respeto y disciplina. Pero también podía ver su rostro travieso haciendo caso omiso a todo eso. Hasta podía imaginarse la clase de sonrisa que le brindaría a la directora mientras le estaba llamando la atención.

"Dios del cielo" Pensó Marina. "Tal vez la misma sonrisa que estaba viendo ahora. ¡Pobre directora! "

Marina notó cierta emoción en su mirada cuando habló de su familia. De cómo adoraba a su abuelo que le había heredado esta casa. De la muerte de su padre pocos años después a causa de una grave enfermedad y de cómo había quedado a cargo de su familia, con la cual tenía una excelente relación.

La traición esta de modaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora