Marina tuvo que mirar dos veces la dirección que tenía en su celular para cerciorarse de que era la correcta. Delante de sus ojos había una casa, que más que casa parecía un palacete extraído de un cuento de hadas, la cual no podía dejar de mirar a través de un enorme portón de hierro forjado, tan pesado que daba toda la impresión de que no iba poder abrirlo con solo empujarlo.
Con su mirada recorrió la casa y el hermoso jardín que la rodeaba mientras pensaba en que nunca hubiera imaginado que Olivia viviera en un lugar como ese.
Con las paredes blancas, los techos cubiertos por tejas azules y las persianas de madera pintadas del mismo color, la gran casa tenía el aspecto de haber sido traído de alguna zona del Mediterráneo. Las ventanas del piso superior terminaban en balcones delimitados por barandas de hierro del estilo del portón y la puerta de entrada estaba flanqueada por dos columnas de las cuales se trepaban enredaderas de flores blancas que Marina no pudo identificar.
Y mientras no perdía detalle de todo el esplendor que se alzaba ante ella, la puerta de entrada principal se abrió y Olivia con una sonrisa jovial le dio la bienvenida. Estaba vestida de entrecasa, con un pantalón deportivo negro y una remera blanca ajustada a su cuerpo, se veía fabulosa. A pesar de estar vestida con simpleza, se permitía ser elegante e imponente como siempre.
– Marina– saludó– Tan puntual como siempre.
– Buenas tardes Olivia, me retrasé unos minutos, pero solo porque me entretuve mirando el lugar en donde vivís–respondió justificando el hecho que la haya encontrado contemplando el lugar.
– Si– Dijo mirando a su alrededor– Supongo que el lugar es algo extraño – Repuso abriendo el pesado portón que hizo apenas un sonido amortiguado cuando lo corrió para que pudiera entrar.
– No, no lo es. Lo que quise decir... el lugar es hermoso Olivia. Solo es que no imaginé que vivieras en un lugar así.
– ¿Ah no?– Preguntó con curiosidad.
– No, creo que te hacía viviendo en una casa moderna y sofisticada.
– Y tenes razón, mi casa lo es. Este lugar solo lo uso para trabajar. Es herencia familiar– Agregó como si eso lo explicara todo– Por parte de la familia de mi madre. Como mi madre falleció hace un tiempo, y soy su única heredera, pasó a mis manos sin siquiera proponérmelo, y que puedo decirte... no pude deshacerme de la casa y mucho menos saber qué hacer con ella.
Marina la miro pensando en la ironía de la vida, Olivia sin apreciar el verdadero valor de la casa de su familia y ella daría lo que fuera por conseguir la de su abuela.
– Mmm... Creo que una escuela de fotografía y un salón de exposición para las mismas sería lo apropiado– Expuso Marina casi sin pensar, mientras miraba la casa ignorando que Olivia se había detenido para observarla.
– Me sorprendes Marina.
Marina la miró con timidez ante su penetrante y brillante mirada.
–Ay... no lo sé, es solo una idea que se me ocurrió.
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La traición esta de moda
RomanceNada es lo que parece, sobre todo en el mundo de la moda. Cuando Marina ingreso a ese increíble universo de la mano de la prestigiosa fotógrafa Olivia Giuliani, nada le hizo suponer que su vida cambiaría para siempre . La lealtad y la confianza era...