A Eugenia todavía le temblaban las piernas por la conmoción. Se había preparado durante días para ese momento, pero de todas maneras no podía negar que llegar hasta donde había llegado, dejar a Olivia Giuliani literalmente de rodillas, fue mucho más gratificante de lo que se había imaginado.
Pero aún resuelta a creer que todo había sido justo, haberse puesto a la altura de Olivia no le había hecho mucha gracia. Los valores que ella poseía distaban mucho de los de Olivia. Pero luego, pensando en su hermana, de la que ya nunca tendría que preocuparse, todo pasó a segundo plano, lo que había planeado con Lucía y eventualmente con Mauricio ya carecía de importancia.
Lucía la recibió en su departamento con un abrazo y una sonrisa que la reconfortó de inmediato y fue en ese afectuoso contacto, que tanto necesitaba, en que se largó a llorar.
Su amiga la dejó descargar su angustia mientras la abrazaba y le decía que ya todo había pasado, porque Lucía sin que se lo dijera ya sabía que todo había terminado.
Luego de que se hubiera calmado, Eugenia no se sacó a su amiga de encima hasta que no le hubo contado hasta el último de los detalles del breve, pero no menos impactante encuentro con Olivia.
Fue difícil erradicar la sonrisa triunfal del rostro de Lucía. Estaba feliz, satisfecha y no solo por vengar a Marina por todo lo que la había hecho sufrir, sino por todo el daño que ella había ocasionado.
Sí, estaba feliz, aunque bien sabía que esto todavía no había terminado. Aún faltaba el asunto de la carpeta y tarde o temprano Mauricio se encargaría de dar el golpe de gracia final para acabar con Olivia para siempre. Eso haría que la borraran de su memoria definitivamente, borrarían que alguna vez ella había existido en sus vidas, olvidarían hasta su nombre. Porque por más que les pesara, su nombre estuvo rondando todo este último tiempo, temiendo que Marina se enterara de todo lo que estuvieron planeando, manteniéndola alejada de todo aquello que le había producido tanto dolor. Pero todo había llegado a su fin.
Dejarían atrás las preocupaciones y el temor de que Olivia intentara separar a Marina y a Mauricio nuevamente, ya no más miedo de que pudiera conspirar contra el estudio de fotografía, y lo que era aún peor, contra el trabajo del grupo de personas que trabajaba en el. No estaban del todo seguras de lo que Mauricio iba a hacer con su profesión. Lucía insistía en decirle a Eugenia que desde que Mauricio había conocido a Marina, su vida había cambiado por completo. Su pasión había sido siempre su estudio, su trabajo, la fotografía, que era parte de él mismo, porque con satisfacción veía mucho de él en cada una de las imágenes que plasmaba a través de la lente de su cámara.
Pero ahora, todo eso había pasado a segundo plano. Su prioridad, en realidad su única prioridad era Marina, y por el momento era en lo único que parecía pensar.
Desde esa misma tarde que se habían vuelto a ver, Marina y Mauricio no se habían alejado mucho de la isla. A pesar de las protestas de Eugenia, que cuando podía hablar con su hermana, solo telefónicamente, le decía que la extrañaba y que añoraba sus largas charlas hasta el amanecer, Marina solo había respondido que la perdonara, porque por ahora lo único que necesitaba estaba en esa isla.
¡Cómo podía culparla! Amaba tanto a ese hombre, que hasta dolía verlos.
Por su parte Lucía jamás pudo convencer a Mauricio de que ella no estaba del todo preparada para afrontar la responsabilidad del estudio. Apenas ella se lo sugirió, él la miró con ternura y esbozó una sonrisa. Solo eso obtuvo como respuesta. Una sonrisa con la cual trataba de decirle que era más feliz de lo que había sido en toda su vida y que su estudio poco le importaba por el momento.
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La traición esta de moda
RomanceNada es lo que parece, sobre todo en el mundo de la moda. Cuando Marina ingreso a ese increíble universo de la mano de la prestigiosa fotógrafa Olivia Giuliani, nada le hizo suponer que su vida cambiaría para siempre . La lealtad y la confianza era...