Capítulo 14

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Marina despertó y, aún antes de abrir los ojos, sabía dónde estaba y sobre todo con quien. Mucho antes de que sus sentidos despertaran, su sangre le anunciaba que había algo nuevo y extraordinario que recorría todo su ser. Le anunciaba que algo demasiado poderoso la hacía sentir viva después de tanto tiempo. O tendría que decir, ¿Cómo nunca antes se sintió?

Algo demasiado profundo en lo que no quería pensar.

Solo se concentró en ubicar sus sentidos y ponerlos a trabajar.

El primero fue el olfato que le trajo su aroma tan particular. Tenía que ver con su fragancia personal, esa mezcla dulce de sudor y sexo, tan masculina, tan singular que tendría que patentar como marca registrada... solo para ella.

Pero los sonidos de su respiración pausada y lánguida distrajeron sus oídos, captaron ese sonido, casi hipnótico, que era como música para sus oídos, todo lo contrario a la suya que ya comenzaba a tener problemas para poder contenerla.

Marina quiso abrir sus ojos pero sintió miedo. Miedo de que todo esto fuera un sueño del que no quería despertar. Pero su deseo fue más fuerte y ese temeroso sentido se hizo presente. Sus ojos se abrieron lentamente y su mirada se perdió en su bello rostro, e inmediatamente los dos sentidos que faltaban asaltaron su corazón dando un vuelco inesperado en su pecho.

Su boca recordó la dulzura de sus besos y sus manos... sus manos temblaron al recordar la suavidad de su piel.

Cerró nuevamente sus ojos tratando de controlar el caos que se había desatado en su interior.

Necesitaba pensar, necesitaba respirar, pero para lograrlo tendría que irse de ahí, porque teniéndolo tan cerca ninguna de esas dos cosas era posible.

Se deslizó suavemente por la cama, bajó tratando de hacer el menor ruido al caminar por la mullida alfombra de la habitación y luego levantó su vestido, que había quedado junto a la ropa de Mauricio.

Se dirigió hacia la sala de estar en donde encontró y recogió su ropa interior, la cartera y las sandalias. Se vistió en unos pocos segundos urgida por la necesidad de salir de allí. Se sentía cobarde, porque quería escapar. Pero también tenía miedo. No quería una despedida que le anunciara que lo de anoche había sido todo. Sabía cómo eran las cosas y estaba segura de que, lo que para ella había sido la noche más maravillosa de su vida, para él había sido una más.

Pero a pesar de eso, hubo algo más fuerte que la retenía en ese lugar. Era una fuerza desconocida e inexplicable que la estaba venciendo. Y creía en el fondo de su ser que no estaba haciendo nada para resolverlo.

Solo quería verlo uno vez más, se dijo a sí misma, para luego imprimir en su retina su imagen cálida y hermosa, para recordar y decirse a sí misma una y otra vez que él había sido real.

Caminó cuidadosamente hasta llegar hasta la puerta de la habitación con la cartera y las sandalias en sus manos.

Su corazón saltó de su pecho cuando lo vio. Su imagen relajada y tranquila cobró el efecto contrario en Marina, que no pudo pensar en otra cosa que meterse en su cama y despertarlo besando cada centímetro de su piel.

Se negó a seguir teniendo esas imágenes tan claras y explicitas que la hacían desear cosas en las que nunca había pensado. ¡Dios mío! Una noche con él y la había desquiciado.

Desvió su mirada hacia la sala de estar detrás de ella, trato de recuperar ese control que a ella siempre la caracterizaba y trató de respirar con normalidad.

–Marina–Escuchó su nombre, pronunciado en una voz grave y somnolienta.

Ella sintió que su corazón literalmente se detenía. Giró lentamente buscándolo y tan solo se quedó sin aliento cuando miró sus hermosos ojos azules.

La traición esta de modaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora