Eugenia envuelta en la decisión y la firmeza que la caracterizaba, entró a las oficinas de Olivia Giuliani sin cita previa. A pesar de que la recepcionista nada podía hacer por ella, aunque le insistía en que la fotógrafa se encontraba en medio de una sesión fotográfica, la que nunca tendría la osadía de interrumpir, Eugenia trató por todos los medios de que así lo hiciera.
– Por favor señorita– Le pidió la escultural secretaria con ojos suplicantes– No comprometa mi trabajo.
– No estoy comprometiéndolo, solo estoy decidida a que lo hagas. Si la señorita Giuliani no puede atenderme, quizás alguien aquí pueda explicarme porque no contestan las llamadas, que hago desde hace más de una semana, sin recibir respuesta.
– Bueno– Dijo con timidez– Tal vez pueda ayudarla con eso. Quizás la secretaria de la señorita Giuliani la pueda atender.
– Eso está mucho mejor– Respondió Eugenia apiadándose de la pobre chica que bastante mal rato le estaba haciendo pasar– Gracias.
La recepcionista desapareció tras una gran puerta en donde seguramente, Eugenia pensó, se encontraría el set fotográfico. No se escuchó ni un solo sonido, ni palabra alguna, pero luego de un tiempo un par de pisadas provenientes del otro lado de la puerta, hizo que Eugenia mirara en esa dirección.
La mujer que apareció no era Olivia, estaba segura, pero se podía ver en su porte y por su manera de mirarla con absoluta reserva, que era su secretaria.
– Buenos días– Saludó Paula sorprendida no solo por la situación, sino porque además estaba parada ante una de las mujeres más bellas que había visto en su vida.
– Buenos días y usted por supuesto no es la señorita Giuliani– Dijo sin poder evitar que se le notara el fastidio.
– No, soy Paula Campos, la secretaria de la señorita Giuliani y trataré de solucionar cualquier problema que usted pueda tener.
– No lo creo posible– Respondió con aspereza– Trate de que se comunicaran conmigo durante toda la semana y no obtuve ninguna respuesta.
– Señorita...
– Vives, doctora Vives– Dijo deletreando cada silaba con firmeza, solo para que pareciera más importante.
– Doctora Vives, estoy segura de que el hecho de que no se hayan comunicado con usted debe haber estado sujeto a un error y le pido disculpas, de todas maneras cualquier caso que pueda tener en contra de la señorita Giuliani lo tendrá que arreglar con sus abogados o... – Pero al ver que Eugenia estaba a punto de protestar... –le diré a sus abogados que se contacten con usted.
– Eso no es posible– Insistió Eugenia con el único propósito de dejar el anzuelo flotando para que Paula lo pudiera morder– El asunto que tengo que tratar con la señorita Giuliani debo hacerlo personalmente.
– Esas no son las vías convencionales, usted debería saberlo, no es así como se manejan las cosas, por más personal que sea el asunto.
Eugenia lo sabía, nada de lo que estaba pasando era lo habitual, por regla general se manejaban cartas documentos o eran los abogados de ambas partes los que se encargaban de solucionar los pleitos judiciales. Pero con el sabor del triunfo de esta primera batalla ganada, Eugenia sonrió por dentro.
– Créame que la señorita Giuliani me recibirá– Dijo con una convicción en su mirada y en su voz que a Paula la hizo dudar.
– No veo como eso pueda suceder– Respondió Paula reconociendo que se había puesto un poco nerviosa y para Eugenia fue más que evidente.
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La traición esta de moda
RomanceNada es lo que parece, sobre todo en el mundo de la moda. Cuando Marina ingreso a ese increíble universo de la mano de la prestigiosa fotógrafa Olivia Giuliani, nada le hizo suponer que su vida cambiaría para siempre . La lealtad y la confianza era...