Capítulo 27

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Marina sonrió cuando abrió sus ojos esa mañana y por la ventana vio entrar el sol. Pero mayor fue su dicha, cuando sintió ese cuerpo cálido y fuerte detrás de ella, rodeándola con sus brazos, aprisionándola con sus piernas que tenía enredadas entre las suyas.

El ritmo de su respiración era tranquilo, pausado y en su espalda ella podía sentir los movimientos de su pecho por los cuales estaba completamente hipnotizada.

Marina se dejó llevar por ese momento de bienestar y cerrando sus ojos trató de pensar en algún momento de su vida más feliz que este... y no lo encontró.

Encontró momentos de tristeza, los que pudo sortear y salir adelante para hacerse más fuerte, encontró momentos de alegría, que tenían que ver directamente con su hermana y con su abuela, que llenaron su vida de ternura. Pero esto, lo que sentía en este momento no lo pudo comparar con nada.

Envuelta en una sensación, mezcla de ansiedad, agitación y tantos otros sentimientos que no pudo reconocer, sintió su corazón apretado contra su pecho, inundado de una tempestuosa emoción. Mauricio sacaba lo mejor de Marina. No había sentido demasiada seguridad por nada a lo largo de toda su vida, pero en esto... lo estaba por completo.

Como pudo giró suavemente entre sus brazos para quedar frente a él, mientras que él suspiraba profundamente entre sueños al percibir sus movimientos. Pero no se despertó, quedó boca arriba y en cuestión de segundos su respiración volvió a ser pausada y uniforme.

Marina apoyó su codo en la almohada y sostuvo su cabeza con su mano, mientras miraba el rostro relajado de Mauricio. Contempló su perfil suave y perfecto, reparó en las oscuras pestañas que delineaban la curva de sus ojos y suspiró al detener su mirada en sus labios que le hicieron recordar no solo sus besos, sino cada una de sus palabras de amor. Era hermoso, pensó, casi irreal.

Sintió su cuerpo temblar al comprender lo que comenzaba a sentir por él. No solo sentía que irrevocablemente se estaba enamorando de él, que ya eso la conmovía hasta lo más profundo de su ser, sino que también pudo comprender que su vida había cambiado para siempre. Que él la había cambiado para siempre y que ya nunca sería la misma.

Pero también pensó en su vida profesional y una imagen cruzó nublándole la mirada.

¿Comprendería Olivia la relación que tenía con su mayor competidor?

No, nada de esto tenía sentido porque nada tenía que ver con Olivia. La pregunta sería... ¿Podría seguir con su vida profesional sin que interfiriera en su vida personal?

La impetuosa energía que recorrió cada porción de su cuerpo al pensar que en tan poco tiempo había conseguido descubrir el amor y el camino hacia su éxito profesional, le dio la seguridad suficiente para comprender que lo lograría. Confiaba en que Olivia entendiera sus sentimientos y que también confiaría en ella y en su lealtad, porque Olivia tendría que saber que si bien su corazón se había enamorado de Mauricio, ella podría contar con sus mayores valores. Y no estaba dispuesta a traicionarla ni a defraudarla.

Pero a pesar de que no pretendía ser desleal ni con su amor ni con su profesión, muy en el fondo de su corazón resonaba la pregunta a la que tanto temía. ¿Estarían Mauricio y Olivia dispuestos a aceptarlo?

Su corazón y su cabeza, que habían despertado con una increíble sensación de paz, en pocos minutos se habían convertido en un gran lio. Pero volvió a mirar el rostro de Mauricio y eso fue suficiente para que volviera a recuperar la confianza en sí misma.

Sus sentimientos y su deseo de concretar ese sueño, el que siempre había anhelado, podían coexistir dentro de ella. Estaba segura. Se sentía increíblemente fuerte y por primera vez en mucho tiempo esa fortaleza no la iba a hacer retroceder.

La traición esta de modaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora