Capítulo 56

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Deshacer contratos no era tan fácil como hacerlos, pero de todas maneras encontró tanta predisposición de parte de los abogados de Olivia, que después de unas horas de trabajar en conjunto, habían dispuesto de común acuerdo la redacción de un escrito en donde las partes, solo tenían que firmar.

Otra batalla ganada. Eugenia no veía la hora de llamar a Marina para darle la noticia de que ya nada la unía a Olivia Giuliani más que un mal recuerdo.

Marina había dejado en manos de Eugenia para que resolviera todo este tema legal. Claro que su hermana ignoraba que ella y Lucía difícilmente podrían dejar que Olivia saliera indemne de sus manejos, con los que casi separa a sus hermanos para siempre.

Y por otro lado Eugenia pudo constatar que, por la forma inmediata y sin poner ninguna clase de impedimento, Olivia quiso deshacerse del problema que supondría tener un pleito judicial con su hermana. En resumidas cuentas, Olivia nunca había tenido ningún interés por Marina, solo se sentía atraída por la satisfacción de hacer con Marina lo que le viniera en gana. Tratarla como ella estaba acostumbrada a tratar a los demás. Y en ese punto, Eugenia dejó crecer en ella tal resentimiento, que solo pudo mitigarlo la seguridad de que en poco tiempo Olivia podría sentir en carne propia el mismo trato que ella le había dado a su hermana.

Eugenia no tardó en recibir una llamada de Olivia. Como le había dicho, no le parecía muy ético verse con ella tanto en cuanto no se solucionaran los problemas legales con su defendida. Pero como ellos ahora ya no existían, Olivia no demoró un segundo en llamarla.

"Hija de Puta" masculló Eugenia, cuando pudo confirmar que su hermana no había significado nada para ella.

Fue así que se fueron sucediendo una serie de encuentros, algunos provocados por la logística que hacían Lucía y Eugenia de los posibles lugares donde podría encontrar a Olivia y otros fueron invitaciones que la fotógrafa se encargaba de organizar, como esta misma noche, en que se encontrarían a cenar, y por decirlo de algún modo, era una salida más formal.

La cita se dio a lugar en una exclusiva casa de comidas de Puerto Madero y cuando Eugenia llegó sonrió para sus adentros pensando en la clase de escenario que había elegido Olivia para su encuentro. El ambiente era tórrido y romántico, las luces tenues y la decoración oscura hacían del lugar un sitio casi ilícito. Pero era de su agrado. Debía reconocer el buen gusto de Olivia.

Ni bien puso un pie en el local y le dio su nombre al encargado que la recibió con una sonrisa, la condujo a la parte más privada del restaurant, en donde las mesas en ese lugar estaban dispuestas de tal forma que todas gozaban de la máxima privacidad. La música suave y envolvente atrapaba de una manera poco común. Era como si todo el lugar estuviera hecho para la seducción.

¿Es que acaso Olivia no tenía la intención de seducirla?

Si, lo era, porque la mirada de la fotógrafa recorriendo su cuerpo y luego su rostro con una intensa avidez mal disimulada mientras se acercaba a la mesa, dieron prueba fehaciente de ello.

Eugenia agradeció al encargado por haberla acompañado hasta allí, con una sonrisa y con ese mismo gesto saludó a Olivia.

–Hola.

–Buenas noches–Saludó sonriendo–Debo admitir que tenía mis reservas, no sabía si vendrías esta noche–Y Eugenia se deleitó con la inseguridad de Olivia.

– ¿Y eso porque?–Preguntó con curiosidad.

–No lo sé, decímelo vos–Repuso mirándola con sus increíbles ojos azul violeta.

–Tal vez dudé porque no te conozco lo suficiente, por no decir que no te conozco en lo absoluto–Respondió con la intensión de mostrar un poco de inocencia.

La traición esta de modaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora