Capítulo 3

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Después de esa jornada tan dura que resultó la sesión fotográfica, los asistentes de Olivia tuvieron aún más trabajo en los días que le sucedieron. Analizar cada una de las fotografías sacadas, fue todo un reto. Las modelos eran absolutamente bellísimas, cada una en su estilo, pero también había que reconocer que la mano de Olivia puesta en las cámaras fotográficas hacía potenciar la belleza y la expresión de cada mujer.

Olivia tenía la capacidad de poder mirar, mediante una lente, mucho más que una imagen, algo más que la belleza, y esa era su virtud.

Ella podía ver aquello que otros no veían y que pasaba desapercibido para el mas experto fotógrafo.

Los siete asistentes que formaban el grupo de trabajo de Olivia, estaban sentados alrededor de la gran mesa de la sala de reuniones, con una infinidad de fotografías desparramadas por sobre toda ella.

Olivia sentada en la cabecera escuchaba, como siempre, lo que sus empleados tenían que decir. Opciones, preferencias, distintas alternativas y la resolución al final de todo. Como siempre sucedía. Pero hubo algo que resultó extremadamente raro para Olivia. Todos sus colaboradores pronunciaron varios nombres como potenciales modelos para presentar a los clientes en las distintas campañas, pero ninguno había mencionado a Marina.

Eso se veía del todo interesante, aunque ella tenía muy claro porque nadie la había nombrado.

Dejó pasar unos minutos y luego alguien lo hizo.

–Acá tenemos un caso muy extraño–Dijo uno de los asistentes, uno en el que Olivia confiaba sobremanera, porque en cierto modo la hacía acordar a ella–Marina Sallinger. Hay algo en esta modelo que no me termina de cerrar. Demasiado hermosa, demasiado perfecta.

– ¿Qué es lo que no ves en ella?–Preguntó Olivia hablando por primera vez.

–Nada que no pueda solucionarse con un poco de trabajo. Tal vez...

– ¿Si?–Preguntó Olivia cada vez más impaciente, pero a su vez tratando de que no se le notara.

–Creo que es como un brillante, el más hermoso, el más puro, pero al que hay que pulir un poco, el cual, después de pulirlo sería el mejor.

Olivia trató de ocultar su satisfacción porque era justamente lo que ella había pensado y visto en Marina. Pero más que nada lo que Olivia iba a intentar pulir en Marina era toda esa sensualidad que podía ver en ella. Quería que hiciera erupción, quería que todo ese fuego saliera al fin.

– ¡Bien hecho Eduardo!–Respondió Olivia con una sonrisa escondiendo astutamente su verdad.

Olivia era una profesional, a pesar de su flamante debilidad por Marina, tenía que reconocer que no estaba preparada para entrar en el mercado. Todavía.

Lo que le dio una posibilidad a Olivia de proponer abiertamente un reto. Pulir ese diamante en bruto. Su diamante.

–Estoy satisfecha con el trabajo realizado, las modelos elegidas son las que necesitamos. Paula–Dijo Olivia a su secretaria privada que siempre estaba a su lado y mucho más en reuniones como estas–Que se preparen los contratos de las modelos elegidas y que se haga un contrato especial para Marina Sallinger. Ya sabes cuál–Terminó la fotógrafa mirando a su secretaria y esperando que ella asintiera y confirmara que entendía lo que le estaba pidiendo.

Por supuesto que Paula lo sabía. Conocía a Olivia desde hacía muchos años, conocía como le gustaba trabajar y también conocía en profundidad sus más oscuros secretos.

Para Paula el contrato especial de Marina Sallinger, más que contrato sonaba a sentencia.

Habían pasado tan solo tres días hasta que Marina pudo terminar con su angustiosa espera. La secretaria de Olivia Giuliani en persona la había llamado para concertar una cita, la cual se llevaría a cabo la tarde siguiente. Marina trató de sacarle algún tipo de información a Paula con respecto a su trabajo, quería saber más detalles por las cuales ella había sido elegida. Pero ella solo se limitó a informarle que todas sus dudas y preguntas serían aclaradas por la misma Olivia en persona.

No pudo dejar de sentir cierta inquietud, pero la habían elegido ¿No es cierto? Y por el momento eso le serviría.

A pesar que la situación le pareció un poco extraña y porque no decirlo, también algo insólito, otro sentimiento que la embargó luego, fue la excitación, lo había conseguido, su oportunidad estaba golpeando a su puerta y no iba a desaprovecharla. Después de unos segundos se olvidó de completamente todas sus dudas y llamó a su hermana.

La traición esta de modaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora