Capítulo 55

48 7 25
                                    


Era de lo más reconfortante contar con alguien como Lucía para cubrirla en todo lo que ella pudiera fallar. Su nueva amiga no solo era brillante, sino que además pudo descubrir que era alguien en quien podía confiar.

Cada uno de los detalles que le había dado de Olivia encajaban a la perfección y no solo eso, le había dado un itinerario completo de posibles lugares en donde pudiera llegar a encontrarla.

El plan que habían trazado estaba funcionando como ellas esperaban.

Pasados solo unos días, después de que se había presentado en el estudio de Olivia, había recibido una llamada de su secretaria anunciándole que la fotógrafa quería reunirse con ella para llegar a un acuerdo. Pero claro, que Eugenia muy bien sabía que nada de eso a Olivia le importaba. Su reunión era de carácter personal, estaba más que claro.

Se había dado cuenta de cómo la miraba y del brillo de avidez que pudo leer en su mirada cada vez que sus ojos se posaban sobre ella. Lucía tampoco se había equivocado cuando le había advertido que era una de las mujeres más inteligentes que conocía, pero también era perversa y manipuladora. Y ahí radicaba su verdadero peligro.

Pero Eugenia corría con esa ventaja también, sabía todo lo que tenía que saber de ella y eso hablaba a su favor.

Su plan la llevaría quizás por un camino peligroso, pero Eugenia era lo suficientemente lista para enfrentarse a alguien como Olivia, se llevaría una sorpresa ya que ella no poseía la ingenuidad de su dulce hermana.

Eugenia pensó en lo feliz que veía Marina ahora, la felicidad y en el amor que los rodeaba se palpaba con solo mirarlos. Sorprendió a Mauricio más de una vez admirándola con tanto amor y dulzura que hasta le dolió el corazón, y ni hablar de lo que Marina sentía por Mauricio. Lo había vivido en carne propia todos esos meses en que habían estado separados.

Es por eso que, pensando en cada una de esas cosas y principalmente en ellos, estaba más que decidida a darle a Olivia lo que merecía.

Esa misma mañana había recibido un llamado de Lucía para anunciarle que por la noche habría una exposición fotográfica a la que estaba segura que Olivia asistiría, lo que dedujeron que sería una buena oportunidad para presentarse y así afianzar la relación que pretendía llegar a tener con Olivia, y lo que era el motivo principal, que confiara en ella.

Es por eso que con mayor esmero, de lo que mayormente ponía, se vistió de manera formal, aunque sin poder evitarlo, seguía llamaba mucho la atención.

Eugenia sabía que era hermosa, pero era una belleza que ella no siempre estaba dispuesta demostrar libremente. ¡Pero qué tontería! Como si alguien pudiera ignorarla.

No solo era su físico y su rostro perfecto, era su presencia la que no dejaba ningún tipo de dudas, de que si se lo hubiera propuesto, sería una modelo consagrada. Era esa clase de belleza que Olivia también poseía, única, innata y completamente natural, ese tipo de belleza de la que no era imposible quedar prendado.

Pero nada de eso le importaba. Su vida era su hermana, su carrera... y un gran amor no correspondido, o mejor dicho, sería correspondido si el hombre del que ella se había enamorado no tuviera una mujer de la que ella sabía bien, nunca se iba a separar.

Sí, su vida era un desastre, lo sabía y poco podía hacer para cambiarla. O no quería.

Es por eso que hacía todo esto, es por eso que cuando vio el amor que había invadido la vida de su hermana, se embarcó en la locura de rescatarla.

Y ahí estaba, dispuesta a enfrentar y destruir a la odiosa Olivia Giuliani. Claro que no estaba sola, tenía a su amiga Lucía cubriéndole las espaldas.

La traición esta de modaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora