Capítulo 29

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Perfección, refinamiento, excelencia, singularidad, fueron solo algunos de los adjetivos que Marina encontró para describir el trabajo de Olivia

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Perfección, refinamiento, excelencia, singularidad, fueron solo algunos de los adjetivos que Marina encontró para describir el trabajo de Olivia. Completamente concentrada en su labor y en cada uno de los detalles, para que eventualmente sus fotografías se conviertan en verdaderas obras de artes, Marina descubrió que Olivia solo iba en busca de la magnificencia. Y no se detenía hasta encontrarla.

Cuando todo estuvo listo en el set fotográfico, Marina se tomó el tiempo necesario para inspeccionar el lugar. Todo estaba pulcramente ordenado. El maquillador, el estilista y el vestuarista, revoloteaban en torno a ella teniendo en cuenta hasta el más mínimo detalle, y esto a Marina le pareció, que tenía que ver más con Olivia que con ellos mismos.

Paula, como siempre con carpeta en mano, oculta entre las sombras detrás de las luces que iluminaban el set, miraba con atención hacia todas partes y daba toda la sensación, que a cambio de admirar el inmaculado trabajo de ese equipo, buscaba algo para criticar.

Aunque al final Marina terminó de comprender lo equivocada que estaba, porque no veía otra cosa a su alrededor que perfección y esmero en cada uno de los que trabajaban en ese lugar.

Y cuando la fotógrafa entró al set, los pensamientos de Marina cobraron sentido, porque la misma Olivia era la perfección viviente.

Marina concluyó que no solo era su belleza, que por otra parte era más que evidente, sino su presencia, el aura de autoridad que la rodeaba, el respeto que inspiraba en los demás. Ella, ya a estas alturas, tenía más que claro que nada era gratuito en esta vida y que si había algo que había que ganarse, eso era la admiración de los demás, y a Marina no le quedaban dudas de que Olivia se lo había ganado desde hacía tiempo.

Fue increíble ver la postura que adoptaron todos ante su presencia y cuando ella saludó con un amable "Buenos días a todos" faltó poco para que algunos contestaran con una reverencia.

Olivia dejó una cámara que traía cuidadosamente entre sus manos en el lugar que ella tenía destinado para trabajar y luego giró para dirigirse hacia Marina, como si todos los demás hubieran desaparecido.

La fotógrafa escudriño el cuerpo de Marina con detenimiento, contempló cada detalle, hasta el más mínimo. Marina trató de no tensarse ante tal escrutinio, pero ya estaba acostumbrada a las miradas especulativas, por lo que adoptó una actitud indiferente, que Olivia aceptó satisfecha.

–Roberto–Dijo mirando hacia el estilista–Desearía que el rostro de Marina estuviera más despejado, sobre todo en la frente, por lo demás... –Dijo mirando el conjunto completo–Todo está perfecto–Y no sé porqué Marina creyó oír un leve suspiro de alivio general.

– ¿Cómo estás Marina? ¿Lista para trabajar?–Preguntó Olivia dirigiéndose a ella con tanta dulzura y tanta amabilidad que Marina también suspiró.

–Estoy ansiosa por comenzar a trabajar–Respondió con la encantadora sonrisa que a ella la caracterizaba.

–Muy bien, me alegro mucho–Dijo tomándola de la mano–Vas a ver qué vamos a formar un gran equipo–Y Marina agradeció aquel gesto, porque volvió a inundarse nuevamente, de esa sensación de confianza que ella misma tenía cuando trabajaba.

La traición esta de modaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora