Mauricio maldijo, otra vez había acertado con el pronóstico del tiempo, porque cuando abrió sus ojos esa mañana, comprobó que el cielo estaba más oscuro que la misma noche, solo el viento había amainado, y eso dicho sea de paso era muy malo, porque no se llevaría esas nubes cargadas de agua de lluvia, que eso sí que no había dejado de caer en toda la noche.
Pero a pesar del mal tiempo y de la temperatura, que parecía que había bajado considerablemente esa mañana, Mauricio no parecía notarlo. No había nada que le importara, y mucho menos el clima, si fuera por él se podría caer el cielo en mil pedazos después de haberse congelado, nada le interesaba, excepto...
El hermoso y cálido cuerpo de la mujer que tenía a sus espaldas, pegado a su piel, rodeándolo con sus brazos, la mujer que lo hizo pensar, a pesar del frio, en un verano eterno durante toda la noche.
Cerró sus ojos y sonrió.
Mauricio pensó lo maravilloso que sería despertar todas las mañanas a su lado, sentir su perfume, escuchar el relajante sonido de su respiración... "Dios mío, debería dejar de pensar así"
Giró su cuerpo hacia Marina y los dos quedaron tan abrazados cómo fue posible. Mauricio suspiró emocionado y Marina gimió somnolienta, completamente encantada de despertar entre sus brazos, como había estado toda la noche.
–Hola–saludó Marina con su voz ronca y deliciosamente sensual, algo muy parecido a un ronroneo que a Mauricio le pareció encantador.
–Buen día–Respondió besando su frente con dulzura.
Marina levantó un poco su rostro al suyo, entreabrió sus ojos verdes para mirarlo a la cara y sonreírle. Y a Mauricio en ese preciso momento le pareció que había salido el sol.
– ¿Hay algún momento del día en que no seas increíblemente hermosa?–Dijo mirándole embelesado los rasgos de su rostro perfecto.
–La mayor parte del tiempo, nada más que todavía no te diste cuenta–Dijo con aspereza sin poder evitar ponerse algo incomoda.
Mauricio notó como entre sus brazos todo su cuerpo se tensaba. Advirtió como cada músculo del cuerpo de Marina se movía casi de forma imperceptible para separarse de él. Marina corrió la manta hacia un costado y se levantó pretendiendo hacerlo con suavidad para no delatar su estado de ánimo, pero no lo había logrado, porque salió disparada de la cama caminando hacia la puerta de la habitación.
– ¿Adónde vas?–Interrogó Mauricio y en su voz no se notó ningún tipo de sutileza.
–Al cuarto de baño ¿Puedo?–Le contestó con fastidio, disfrazando sus palabras con su dulce voz.
Mauricio solo suspiró irritado y volvió a apoyar la cabeza en la almohada para luego posar unos de sus brazos sobre su rostro para cubrir sus ojos.
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La traición esta de moda
RomanceNada es lo que parece, sobre todo en el mundo de la moda. Cuando Marina ingreso a ese increíble universo de la mano de la prestigiosa fotógrafa Olivia Giuliani, nada le hizo suponer que su vida cambiaría para siempre . La lealtad y la confianza era...