Capítulo 33

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Marina se abrazó a él, aún con más fuerza y comenzó a reír. Luego levantó su rostro al suyo y lo miró a los ojos, esos a los que ya le conocía cada expresión, cada brillo y cada emoción. Le acarició el rostro con su mano y él suspiró aliviado, conmovido, como si toda su vida dependiera de ese contacto, de esa caricia en que Marina ponía todo su amor.

Aunque Marina pudo encontrar en ellos preocupación también. ¿Acaso no era lo mismo que había sentido todo este tiempo también?

Pero Marina se empeñaba en luchar y así contrarrestar todo ese miedo y toda esa incertidumbre que arremetía contra su amor, porque justamente ahí, en su amor, ella encontró la suficiente fuerza para defender lo que había anhelado toda su vida.

–Decime que no estoy soñando–Dijo ella sobre sus labios acariciándolo con su aliento.

–No, no lo estas–Respondió susurrando.

–Me siento tan fuerte, invencible. Siento que puedo con todo. Y eso es por vos mi amor.

–Marina...

–Shh... Por favor, tenes que escucharme–Le pidió descubriendo su corazón–la vida es maravillosa, mi vida lo es desde el mismo momento que te conocí. Después de mucho tiempo puedo creer en que la felicidad se hizo para mí... algo que siempre dudé que fuera posible. Vos ya sabes por qué-afirmó-Pero ahora te tengo en mi vida, llenándola en todos los sentidos, que es lo más importante.

–Marina...

– ¿No te das cuenta que todo es perfecto?–Dijo sonriendo sin percibir la tensión que comenzaba a crecer en Mauricio a pasos agigantados, sin pensar ni siquiera por un segundo en el entusiasmo de Marina–Mi amor, tengo todo lo que siempre quise, un hombre maravilloso como vos y la posibilidad de concretar el único sueño que va a darle paz a mi alma. Conseguir lo que siempre quise, la casa de mi abuela. No puedo ser más feliz.

Mauricio la miró por unos segundos resuelto a confesarle la verdad. Si deseaba pasar el resto de su vida con Marina no podía comenzar con una mentira.

–Mi amor, si fui capaz de meterme en tu vida y también en tu corazón, también soy capaz de cumplir tu sueño. Dejame que lo haga. Permitime que te ayude por fin a alcanzar aquello por lo que tanto sufriste.

–Mauricio, pero...

–Compremos la casa que era de tu abuela, no importa el dinero, si vas a ser mi mujer todo lo que tengo es tuyo. Viajemos por un tiempo, vení conmigo a África. Vivamos esta aventura juntos. –Y en sus palabras Mauricio pudo escuchar casi un ruego, una súplica, que si bien era verdadera, escondía un claro motivo y una irrevocable decisión-luego podes seguir con tu carrera, o con lo que quieras hacer-termino decidido.

Mauricio la estrechó entre sus brazos casi con desesperación. Marina tembló al escuchar sus palabras, ella tampoco quería estar separada de él, el solo hecho de pensar en las noches interminables solo con su recuerdo la intimidaba. Ella quería lo mismo, deseaba estar todo el tiempo a su lado, ansiaba no perder un minuto más sin sentir su calor.

Pero por otro lado no solo estaba su sueño. Algo había cambiado también en ella.

Si bien era cierto que tener el reconocimiento en el mundo del modelaje era el pasaje directo a concretar su sueño, pero también  detrás de todo eso Marina pudo descubrir que había algo más.

Le agradecería de por vida ese hermoso gesto, la casa de su abuela era importante. Pero no podía aceptarlo. Ser la modelo del momento, era mucho más de lo que Marina pudo haber soñado jamás. Con lo que se había ilusionado, tan significativo como tener su sueño cumplido al alcance de su mano. Pero su logro personal también lo era y una vez más supo que podría con todo, ahora más que nunca. Ahora que Mauricio se convertiría en un pilar fundamental en su vida sabía que lo lograría. Era su amor, su hombre, lo más importante en su vida y estaba segura que la comprendería.

La traición esta de modaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora