Capítulo 30

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Todo fue estrictamente regido por la agenda y por el horario. Nada estuvo fuera del tiempo establecido por Paula, que como siempre llevaba su carpeta en mano digitando todo lo que sucedía a su alrededor.

Después de haber concluido con la sesión fotográfica en una hermosa plaza de la ciudad, que una empresa de calzado había contratado los servicios de Olivia para que realizara la publicidad para una revista de actualidad, tuvieron el tiempo necesario para regresar a sus casas y recoger el bolso de viaje que ya habían preparado previamente. Es por eso que a las nueve y media de la noche, y sin ningún tipo de contratiempo, ya estaba todo el equipo en el Aeroparque Jorge Newbery, preparado y listo para embarcar rumbo a Mar del Plata.

Una vez que llegaron a esa ciudad y después de registrarse en el Hotel Provincial, en donde Paula ya había contratado las plazas desde Buenos Aires para poder instalarse sin demoras, todo el equipo incluyendo a Olivia, fueron a cenar a un cálido lugar frente al mar.

Por primera vez desde que había empezado a trabajar para Olivia, Marina se sintió realmente relajada. Por esa noche habían dejado de lado todo lo relacionado al trabajo y las siete personas que conformaban el equipo, más bien en esta oportunidad parecían un grupo de amigos, que se habían juntado para rememorar viejas épocas.

Y en cierto sentido lo fue, porque Roberto el estilista junto a Sabrina que era la asistente de Marina, comenzaron a recordar viejas anécdotas de trabajos de las cuales, de muchas, no podían parar de reír.

Los primeros en retirarse a descansar fueron Roberto el estilista y Pedro, el asesor de vestuario. Luego fue Sabrina y Marta, la cosmetóloga, que argumentando preparar algunos detalles para el día siguiente de trabajo, decidió marcharse hacia el hotel. Paula, Olivia y Marina se quedaron casi a solas en el restaurant, que en esta época del año y siendo día de semana, no estaba demasiado concurrido.

Paula consultó su carpeta mientras le preguntaba a Olivia alguna indicación para el día siguiente.

–Confirma el horario del almuerzo con los diseñadores locales, bien terminemos con ese compromiso volvemos a Buenos aires. Creo que por ahora eso es todo.

Olivia lanzó una extraña mirada hacia Paula y esta con suma sutileza se levantó de la mesa saludando con un "Buenas noches entonces" y se retiró del lugar.

Marina percibió esa extraña conexión entre ellas, como si con solo mirarse se comprendieran, o mejor sería decir que Paula comprendía lo que Olivia quería. Por eso y sin poder evitarlo, Marina sonrió.

Olivia levantó una ceja en señal de desconcierto, aunque sabía que Paula ante los demás era todo un enigma.

–Me estaba preguntando si Paula sonríe alguna vez.

–No sos la primera que se hace esa pregunta y en realidad no puedo contestártela. No le pago para que sonría, le pago para que organice mi agenda, y a decir la verdad, no hay como ella para hacer ese trabajo. Ahí va la eficiencia caminando–Respondió mientras señalaba con sus increíbles ojos violetas la dirección en que había desaparecido Paula.

–No quise decir que no lo sea–Respondió la modelo pensando si había cometido un error en hablar de su secretaria.

–No... Nada de eso. Vamos a trabajar en equipo por mucho tiempo y es lógico que quieras conocer a las personas con las que vas a pasar muchas horas de trabajo.

–Tengo que añadir que tenes un equipo fabuloso, me hicieron sentir como en familia.

Marina miró a Olivia y sonrió.

–Lo son realmente, no están conmigo por casualidad. Y también tengo que decirte que veo algo especial en vos... –Y lo dijo disfrazando el seductor tono de su voz por uno amistoso y fraternal, un tono seductor que por otra parte no podía evitar, y mucho menos teniendo a Marina tan cerca de ella.

La traición esta de modaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora